“La Iglesia no es para quedarse instalada, sino para ir al encuentro con los demás y hablarles del Reino de salvación”, expresó monseñor Mario del Valle Moronta Rodríguez, Obispo de San Cristóbal en la homilía de la celebración de acción de gracias por los 98 años de la creación de la Diócesis de San Cristóbal este 12 de octubre.
La ceremonia se efectúo en la Catedral de San Cristóbal, también concelebró el Obispo Auxiliar electo de ésta Iglesia local, monseñor Juan Alberto Ayala, y algunos sacerdotes del presbiterio. Todos manteniendo el distanciamiento físico, y demás normas de prevención ante la pandemia. Para los fieles la misa fue trasmitida por televisión, radio e internet.
“Hoy, nosotros estamos celebrando los 98 años de una Iglesia que ha venido caminando ‘en espíritu y verdad’. Si repasamos la historia de la Iglesia con sentido no tanto historiográfico, sino con lo que de verdad es, reconocimiento del dinamismo, de las tendencias, presencia viva del Espíritu de Dios… nos vamos a dar cuenta de que es una historia de salvación vivida en comunión con la Iglesia Universal y en estas tierras tachirenses. Nuestra Diócesis de San Cristóbal es una Iglesia local en comunión con la catolicidad de la Iglesia Una, Santa y Apostólica. Es el pueblo de Dios, en comunión con el Papa y los demás Obispos y sus comunidades eclesiales, que ha transitado y abierto senderos de salvación en estas tierras hermosas del Táchira”, señaló monseñor Moronta en su homilía.
El Obispo reflexionó sobre el símbolo del “camino” en la historia de la salvación, y la aptitud peregrina de la Iglesia en la actualidad, guiada por Cristo resucitado: “Estamos ante un panorama que nos desafía y que requiere de una respuesta desde la conciencia de la misión evangelizadora que todos debemos desarrollar. Entonces, sin dejar a un lado las tareas propias, los logros conseguidos que hay que seguir profundizando, tenemos ante nosotros unos desafíos que requieren una respuesta clara y decidida”.
Monseñor Mario Moronta, señaló dos desafíos que tiene la Diócesis de San Cristóbal como “Iglesia en camino”: defender la dignidad de los más vulnerables y la trasformación de la sociedad.
Son tantos inmigrantes
“Un primer desafío se centra en la defensa de la dignidad de todos nosotros y, particularmente, de los más vulnerables. Con la certeza de ser una Iglesia pobre para los pobres, nos toca asumir el amor preferencial por los más débiles y pequeños. Los tenemos junto a nosotros: están en los barrios y aldeas, en todas partes; con hambre y sed de alimentos materiales y de justicia. Son tantos inmigrantes que están huyendo de un país que no les ofrece lo necesario y a quienes no podemos ver ni como enemigos, ni como bioterroristas ni como gente mala. Son hermanos nuestros a quienes hemos de ofrecer acogida, respeto y acompañamiento”, dijo.
Renovación moral
“Por otro lado, nos topamos con otro reto inmenso: la transformación de la sociedad, su renovación moral y la recuperación integral no son ajenas a la misión evangelizadora. Esto nos lleva a crear las condiciones para contribuir seriamente en la captación, promoción, formación y envío de nuevos líderes, tanto sociales como políticos. No es una tarea que debemos poner sólo en manos de otros. Desde nuestros colegios católicos, desde nuestra Universidad y con la decidida participación del laicado, es un reto claro al que hemos de dar una respuesta de cara al futuro. Esto nos llevará a tener valentía y fortaleza como lo sugiere el Papa Francisco en FRATELLI TUTTI y así enfrentar al enemigo que se disfraza con el egoísmo, el individualismo y la corrupción”.
Al final de la misa el Obispo de San Cristóbal denunció con preocupación el maltrato que están recibiendo, por parte de cuerpos militares, un gran número de “caminantes” que huyen del Venezuela por las crisis económicas. (Prensa DiócesisSC)