Mientras la música avanza, me pregunto si Jesús sigue siendo la alegría del hombre. Vuelvo a las primeras páginas del Génesis cuando Adán y Eva se escondieron entre los árboles del jardín, para que Dios no los viera
La música transmitida con villancicos y aguinaldos durante estos días suenan en tantos hogares, de forma magistral y evangelizadora nos ha acompañado durante estas nueve Misas de Aguinaldo y en las posadas
Jesús me defiende de toda pena. Él es la fuerza de mi vida, el gozo y el sol de mis ojos, el tesoro y la delicia de mi alma; por eso no quiero dejar ir a Jesús fuera de mi corazón y de mi vista”
Hoy, aquí y ahora, a ti hermano, a ti hermana, protagonista de las situaciones que surgen cada día, conscientes de la condición de cristianos que debemos manifestar como testimonio de vida, la invitación es clara: abrir el corazón y la mente a la acción misericordiosa de Dios
Es la Navidad de la soledad para muchos, de la distancia física que nos aborda; la Navidad del que lucha entre la vida y la muerte en un centro de salud; la Navidad de los migrantes que sin rumbo fijo son humillados por quienes creen tener poder para ello; la Navidad de los ancianos, niños, jóvenes y adultos que cada día ponen su confianza en Dios y saben que siempre está allí, presente y lleno de amor y ternura
Es oportuno destacar que el servicio pastoral de monseñor Lisandro Rivas siempre ha estado en relación con la formación de los sacerdotes, incluso antes de ser nombrado obispo prestaba su servicio como rector del Seminario San Pablo en Roma
Las primeras celebraciones en América del nacimiento del Señor se remontan al siglo XVI. Para disponer a los fieles a recibir al Señor se ofreció, en el tiempo de adviento y la fiesta de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre