na de las prácticas que se proponen en el recorrido del tiempo de cuaresma para preparar la conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, es el sacramento de la reconciliación, conocido históricamente como la confesión, una oportunidad de abrazar el amor de Dios y recuperar la dignidad de hijos del Padre Creador.
Una vida admirable, por corta que sea, puede dejar su sello indeleble. Este es el caso de Rosa de Viterbo, quien nació en 1233 en una familia pobre, con una malformación ósea que le impidió entrar en el cercano monasterio de las Clarisas.
Compartiendo con algunas parejas a lo largo de mi servicio pastoral, he encontrado que muchas de ellas luego de contraer matrimonio, les ha sido difícil la convivencia de los primeros meses.
Estos documentos ponen de manifiesto la responsabilidad que asume la Iglesia local para garantizar la integridad de la población infantil y vulnerable.
En el transitar del Itinerario de Familias que lleva adelante la parroquia eclesiástica Santísima Trinidad, el Obispo de San Cristóbal, Monseñor Mario Moronta participó en un encuentro para conversar sobre la familia como Iglesia Doméstica, es decir el hogar como reflejo de la Iglesia Universal.