«Mientras en todas las catedrales y santuarios del mundo se cerraban las Puertas de la Misericordia, intuí que, como un signo concreto más de este extraordinario Año Santo, la Jornada Mundial de los Pobres debía celebrarse en toda la Iglesia el 33º domingo del tiempo ordinario». El Papa Francisco escribió estas palabras en la Carta Apostólica «Misericordia et misera», con fecha del 20 de noviembre de 2016, al concluir el Jubileo Extraordinario de la Misericordia que se inauguró el 8 de diciembre de 2015. «Será un día que ayudará a las comunidades y a cada bautizado a reflexionar sobre cómo la pobreza está en el corazón del Evangelio – continuó el Papa – y sobre el hecho de que, mientras Lázaro esté a la puerta de nuestra casa, no puede haber ni justicia ni paz social».
El Día en tiempo de pandemia
La Jornada Mundial de los Pobres de este 2020, por tanto la cuarta edición, se celebrará el domingo 15 de noviembre, pero debido al coronavirus será diferente a las demás jornadas. La misa presidida por el Papa Francisco en el altar de la Cátedra en la Basílica Vaticana a las 10 a.m. (hora local) contará con la presencia de solo un centenar de personas, representando a los pobres del mundo.
Pero la pandemia no detiene la caridad del Papa: de hecho, para esta ocasión se ha creado una red de solidaridad para llevar comida, mascarillas y ayuda a miles de familias en unas 60 parroquias romanas, casas de familia y organizaciones benéficas. Además, en la clínica dirigida por la Limosnería Apostólica para personas necesitadas, será posible realizarse las pruebas del hisopado para detectar el Covid-19.
Nos necesitamos, nos necesitamos el uno al otro
«Tiende tu mano al pobre», es el tema elegido para este año, tal como se expresa en el Mensaje del Papa para esta cuarta Jornada. «En estos meses, en los que el mundo entero ha estado como abrumado por un virus que ha traído dolor y muerte, desánimo y desconcierto, ¡cuántas manos extendidas hemos podido ver!», escribe el Santo Padre, recordando que «este es un momento favorable para sentir de nuevo que nos necesitamos, que tenemos una responsabilidad hacia los demás y hacia el mundo»
No basta con no hacer el mal
En la primera Jornada Mundial de los Pobres, el 19 de noviembre de 2017, Francisco celebró la misa en la Basílica de San Pedro en presencia de unos 40.000 pobres no sólo de Roma y de la región del Lacio, sino también de varias diócesis de todo el mundo. Al final, 1.500 de ellos participaron en el almuerzo con el Papa en el Aula Pablo VI del Vaticano.
En la homilía de la misa, el Papa Francisco pronunció fuertes palabras sobre la indiferencia, «el gran pecado hacia los pobres». La indiferencia, dijo, es también decir: «No me concierne, no es asunto mío, es culpa de la sociedad (…) también es indignarse ante el mal sin hacer nada. Dios, sin embargo, no nos preguntará si hemos tenido sólo indignación, sino si hemos hecho el bien».
«Todo lo que habéis hecho a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo habéis hecho», se lee en el Evangelio, y el Papa concluye:
«Estos hermanos más pequeños, sus predilectos, son los hambrientos y los enfermos, los forasteros y los prisioneros, los pobres y los abandonados, los que sufren sin ayuda y los necesitados descartados».
Una caridad extendida en las diócesis del mundo
También en la Jornada Mundial de los Pobres de 2018, Francisco presidió la Misa en San Pedro y almorzó con los pobres. Fue el 18 de noviembre. Al mismo tiempo, en muchas parroquias, centros de voluntarios, colegios y escuelas se ofreció un almuerzo a los marginados. En el Mensaje enviado con motivo de la jornada, el Papa invitó a la comunidad cristiana a «dar un signo de cercanía y alivio» a los necesitados colaborando también con otras realidades de solidaridad.
No sólo comida para los pobres, sino también belleza
En preparación para la Jornada de 2019, un público de 7.000 indigentes asistió al concierto en el Vaticano dirigido por el Maestro Nicola Piovani y Monseñor Marco Frisina. Para el Papa, de hecho, los pobres tienen derecho no sólo a las necesidades básicas, sino también a la armonía y la belleza, como puede ser, precisamente, escuchar el sonido de una orquesta, asistir a un espectáculo de circo o hacer un viaje al mar. Todas estas son iniciativas en las que, en los últimos años, muchos han podido participar gracias al Santo Padre Francisco y de esta manera han redescubierto una nueva dignidad.
La pobreza crece en el mundo debido al Covid-19
En todo el mundo, informa el Banco Mundial, más de 730 millones de personas viven actualmente con menos de 1,90 dólares al día. Y más de 100 millones son nuevos pobres debido a la pandemia. Las repercusiones en los niños son graves: el número de niños que viven en una pobreza multidimensional ha aumentado a unos 1.200 millones, registrándose la cifra de 150 millones más de niños en situación de privación desde principios de este año.
El Covid-19 también pesa económicamente en los países europeos donde uno de cada cuatro niños está amenazado por la pobreza. En Italia, según el Banco de Italia, en abril y mayo se produjo una reducción de los ingresos de la mitad de las familias. Además, un reciente informe de Cáritas Italiana muestra que entre marzo y mayo de 2020, hubo un fuerte aumento en el número de personas apoyadas a nivel diocesano y parroquial: un total de unas 450.000 personas. (Vatican News)