En torno a la fiesta de Navidad, con la preparación del Adviento, se entonan cantos alusivos al anuncio profético, a la preparación y celebración del Nacimiento del Hijo de Dios en Belén. Generalmente se les conoce como villancicos. En Venezuela, y algunos otros países latinoamericanos, se les identifica con el término “aguinaldos”. “Aguinaldo” es un regalo que se le ofrece a Dios y a los hermanos en los días de la Navidad. Así, los cantos navideños denominados “aguinaldos” se pueden concebir como ofrendas alegres y musicales en honor al misterio del Dios humanado, presente en la historia para la salvación de todos los seres humanos.
Venezuela tiene una inmensa cantidad de “aguinaldos”. Resulta casi imposible catalogarlos todos, dada la variedad de los mismos en cada región y en cada época de la historia. Sin embargo, podemos advertir que hubo un momento particular en los que se compusieron muchos de ellos con criterios musicales propios, pero también con la seriedad de las composiciones clásicas. De allí que nos consigamos con “aguinaldos” de la época colonial, algunos de los cuales son conocidos e interpretados hoy en día. También en otras épocas han surgido autores que han dejado como legado sus composiciones. Podemos mencionar entre ellos a Vicente Emilio Sojo, Rubén Isaza, Mons. Maradey…
De forma general, podemos clasificarlos en tres grupos, dentro de los cuales hay posibilidades de crear subgrupos. Los tres grandes grupos de “aguinaldos” venezolanos son: “Aguinaldos” a lo divino, cuyas letras contienen eminentemente contenidos religiosos basados en la Palabra de Dios y relacionados con el misterio de la Encarnación. Los hay en todas las regiones del país. Dentro de este grupo, hay “aguinaldos” más dirigidos al tiempo del Adviento; otros con una referencia a los momentos previos del Nacimiento del Niño Dios (la ida a Belén, la figura de María, etc.) y, finalmente los que hacen mención directa del misterio del “Dios humanado” para entonarse a partir, sobre todo del 25 de diciembre.
Un segundo grupo de ellos los podemos denominar “aguinaldos de parranda”: en ellos se conjugan el elemento religioso con el folklórico, cultural y festivo. Las diversas regiones del país aportan sus cantos inspirados en hechos de la propia cultura. Un ejemplo es el así conocido “Aguinaldo criollo”: el misterio de la encarnación es presentado dentro del marco de la realidad venezolana, y habla de la Virgen Andina y de un San José de los Llanos para concluir que el Niño Jesús es venezolano…
El tercer grupo incluye los así llamados “parrandones”. Se enmarcan en la festividad de la Navidad y aunque quizás no hacen referencia a un elemento o mensaje religioso, hablan del ambiente de fiesta y celebración que se crea en torno a esta festividad central del cristianismo. Hablan del nacimiento, de las comidas, de lo que se hace en esos días. Crean y permiten conservar el ambiente familiar de las fiestas navideñas.
Entender y conocer la importancia de los “aguinaldos” nos ayudará a aprovecharnos de ellos tanto para reflexionar sobre el profundo contenido de la fiesta que celebramos, como de la importancia que, como fiesta importante, hemos de darle… Esos mismos “aguinaldos” nos ayudan a entender que no se trata de una fiesta mundana más, sino la fiesta clave que “desde la espléndida noche radiante de luz” nos permitió la llegada del Salvador, redentor del mundo y liberador de la humanidad.
+MARIO MORONTA R., OBISPO DE SAN CRISTOBAL.