El secretario personal de Benedicto XVI, Mons. Georg Gänswein, peregrinó de Roma al Santuario del “Santo Velo” en Manoppello para celebrar una Misa solemne en el domingo “Omnis terra”.
El Santuario del “Santo Velo” se localiza en Manoppello, en la región de los Abruzos en el centro de Italia.
Mons. Gänswein presidió el domingo 17 de enero una solemne Eucaristía que ofreció “por todos los enfermos y por quienes sufren en la tierra bajo la mirada misericordiosa de Cristo”.
En su homilía, el arzobispo alemán agradeció a los frailes menores capuchinos el poder celebrar la Misa con ocasión del domingo “Omnis terra” que recuerda cuando el Papa Inocencio II en 1208 salió en procesión desde el Vaticano al cercano hospital de Santo Spirito con la imagen del rostro de Cristo que se venera en el Santuario de Manoppello.
En este monasterio se conserva un antiguo icono que, según la tradición, sería reproducción del velo de la “Verónica” que muestra el rostro de Cristo.
En esta línea, Mons. Gänswein reconoció que “a pesar de todos los obstáculos que planteó el coronavirus” fue para él “una gran alegría” ir de Roma a Manoppello “donde, debido a la pandemia, de momento no pueden venir peregrinos”.
Sobre la expresión “Omnis terra” -toda la tierra-, el secretario de Benedicto XVI destacó que tiene “una actualidad impactante” porque “toda la tierra se ve repentinamente amenazada por un virus invisible: todos los continentes, todos los grupos étnicos, todas las naciones y religiones, ¡verdaderamente todos los hombres de la tierra, jóvenes y viejos! Es la tierra entera la que de repente teme la enfermedad y la muerte”.
Además, Mons. Gänswein recordó cuando Benedicto XVI visitó Manoppello el 1 de septiembre de 2006 “el primer Papa después de más de 400 años”.
En aquella ocasión, el Papa Benedicto XVI permaneció en oración por largo tiempo completamente solo y después señaló a los peregrinos reunidos en los alrededores que “todos buscamos el Rostro del Señor”.
“Buscar el rostro de Jesús debe ser el deseo de todos los cristianos”, afirmó en 2006 Benedicto XVI quien dijo que ese era el sentido de su visita a Manoppello, “un rostro que juntos intentamos conocer siempre mejor, y del que encontramos esta fuerza de amor y de paz que nos muestra también el camino de nuestra vida”.
En esta línea, Benedicto XVI indicó que “quien encuentra a Jesús, quien se deja atraer por Él y está dispuesto a seguirlo hasta el sacrificio de la vida, experimenta personalmente, como Él hizo en la cruz, que solo el grano de trigo que cae en la tierra y muere produce mucho fruto”.
Luego, Benedicto XVI destacó a los sacerdotes en esa ocasión que si la santidad del rostro de Cristo quedaba impresa en ellos “también los fieles confiados a sus cuidados serán contagiados y transformados” por lo que pidió a los seminaristas que no se dejaran “atraer por nada más que Jesús y por el deseo de servir a su Iglesia” para que todas sus actividades fueran “un reflejo visible de la bondad y de la misericordia divina”.