El relajamiento en las medidas de prevención contra la COVID-19 en el que incurrió gran parte de la población a raíz de la flexibilización ampliada en diciembre, mantiene con el “Jesús” en la boca al personal de salud, que ve reducida la capacidad de respuesta que pueda tener ante un posible rebrote.
El presidente del Colegio de Médicos del estado Anzoátegui, Víctor Velásquez; así como el delegado de prevención del Hospital Universitario Luis Razetti de Barcelona y coordinador regional del Movimiento de Trabajadores de la Salud, Edisson Hernández, aseguraron que en este inicio de año los centros de salud no están preparados con el equipamiento necesario para atender a los pacientes con sintomatología asociada al SARS-CoV-2.
Los números relativos a esta patología están en alza desde finales de 2020, lo que podría indicar una segunda fase de contagios masivos.
“En el hospital Razetti se empezó a recibir un promedio de 10 pacientes diarios con síntomas respiratorios, cuando en noviembre había días en que no llegaba ni uno. En estos momentos el promedio es bajo, pero se estima que durante enero aumenten los casos, por el período de incubación de 21 días”, explicó Velásquez.
Eso sin contar, según Velásquez, que mucha gente trata la enfermedad como una gripe normal y se queda en su casa, debido a que no comprende realmente cuán grave puede llegar a ser; además, entiende que los centros asistenciales no cuentan con las condiciones necesarias para brindarle una buena atención.
“La gente también piensa que no es COVID, que eso ha desaparecido, y prefiere pasarlo en su residencia con tratamiento casero”, comentó.
Por otro lado, el representante del gremio de médicos en la entidad manifestó que en esta segunda etapa de cuidados en los centros hospitalarios, la incidencia de casos de pediatría con síntomas respiratorios asociados al virus es mucho mayor que lo visto en primera fase.
“En la primera ola, 5% de los pacientes que llegaban sintomáticos eran pediátricos; ahora la cifra ha subido a 30%, algo que h
a llamado muchísimo la atención”, resaltó.
Carencias
Velásquez recordó que cuando comenzó por primera vez el aumento de los casos, el hospital Razetti, el principal de la región, llegó a recibir 65 pacientes, por lo que el registro dice que puede atenderse la misma cantidad, pero ahora no tienen los recursos.
Según Edisson Hernández, desde hace casi tres meses el Gobierno no envía dotaciones ni siquiera al área COVID del hospital barcelonés para que el personal labore con los equipos de bioseguridad; mucho menos medicamentos ni insumos para garantizar tratamientos.
“Al principio de la pandemia, por lo menos en esta área para la atención de pacientes con síntomas asociados uno se colocaba monos y batas quirúrgicas, el traje de bioseguridad, doble tapabocas (quirúrgico y N95), guantes de faena y quirúrgicos, cubrebotas y gorro. Ahora el personal usa sólo la bata y un tapaboca N95”.
Reveló también que muchos trabajadores reutilizan los tapabocas N95, mientras que otros simplemente han optado por colocarse unos de fabricación artesanal o proveerse por sus propios medios de las herramientas de protección personal.
En cuanto a los medicamentos e insumos, el delegado sindical destacó que “brillan por su ausencia” desde la misma fecha en la que no reciben los equipos de bioseguridad por parte de las autoridades. Al parecer, sólo instituciones como la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) los abastecen.
“Y sólo dotan de medicamentos básicos. La responsabilidad de la atención de los pacientes sigue siendo de los familiares, a quienes les mandan a comprar guantes, gasas, medicinas, solución y hasta suturas”, dijo.