El Servicio Nacional de Asistencia Integral a Adultos Privados de Libertad reportó en una rueda de prensa que, al menos 62 presos han muerto, producto de alteraciones en el orden interno de varias cárceles del país. Edmundo Moncayo, director del Servicio, declaró que en la cárcel de Turi hay 33 víctimas, en la penitenciaría de Guayaquil 21, y 8 en Cotopaxi, aunque estas cifras podrían aumentar en las próximas horas, e informó que en la prisión de Lacatunga también se han producido motines pero el número de víctimas aún es desconocido.
La Policía ecuatoriana considera que estos disturbios pudieron producirse por una “guerra entre bandas criminales para hacerse al dominio de los centros de reclusión”, aunque no se descartan otras hipótesis. Aseguran las fuentes que se está interviniendo en pro de restablecer el orden y la normalidad, a la par que se examinan las estructuras afectadas por los disturbios.
Así mismo, el presidente de la república, Lenin Moreno, recomendó un “uso progresivo de la fuerza policial para garantizar la seguridad de los detenidos”, y calificó el motivo como “una lucha entre mafias organizadas”.
Por su parte, el presidente del Instituto de Cooperación Económica Internacional, Alfredo Luis Somoza, explicó que el problema de las cárceles en Ecuador es de larga data, debido al hacinamiento y la falta de personal penitenciario, así como su escasa remuneración. Destaca el experto, que estas revueltas son provocadas para lograr ejercer cierto control en los reclusorios, y que también se viven estas situaciones en países como Brasil, Venezuela, Bolivia y Guatemala, donde el número de presos es superior a la capacidad de las penitenciarías.