Las iglesias cerraron sus puertas hace poco más de un año con la llegada de la pandemia de Covid19, impidiendo a los fieles asistir a la casa del Señor a encontrarse con Él. Esto llevó a algunos sacerdotes a reinventarse en la necesidad de acercar a Jesús a la feligresía que debió quedarse en casa debido a la cuarentena.
Tal fue el caso del padre Brian Gannon, párroco de la iglesia St. Theresa de Trumbull, que a los diez días de haber iniciado el encierro, sobrevoló la ciudad con la Custodia Sagrada, rezando el rosario, recordando a los fieles de la diócesis de Bridgeport que Dios nunca los abandonaría.
Animados por la iniciativa del presbítero, surgieron ideas para sortear las dificultades y tropiezos por la pandemia, como la de facilitar apoyo y acompañamiento espiritual a las personas a través de una línea telefónica que dispuso la parroquia, así como la transmisión de la celebración de la Santa Eucaristía en vivo a través de plataformas virtuales.
Para el tiempo de Semana Santa, la Hostia Consagrada fue llevada en una camioneta por las calles de la ciudad, para que las personas pudieran verlo; pues según el p. Gannon, como los fieles no pueden visitar al Señor, es Él quien sale a su encuentro; muchos se pusieron de rodillas ante el paso del Señor por el frente de sus casas.
En Venezuela también han tenido estas iniciativas los sacerdotes de muchas parroquias, que movidos por la necesidad del pueblo de encontrarse con Cristo, han optado por la transmisión de las celebraciones litúrgicas a través de los medios digitales, como la Santa Misa, la Hora Santa, reflexiones para cada día y retiros espirituales.
En la Diócesis de San Cristóbal, Mons. Mario Moronta ha facilitado cursos de Doctrina y Sagradas Escrituras a través de Radio Natividad, la emisora católica del Táchira, y ha dirigido retiros espirituales que las personas pueden vivir desde sus casas. De esta manera, la labor pastoral de la Iglesia no se detuvo con las restricciones de la pandemia, sino buscó otros caminos para continuar su misión.