Francisco saludó a los representantes de las 218 agencias diocesanas de Cáritas italiana con ocasión de los cincuenta años de fundación y les dijo: “me complace compartir con ustedes este Jubileo, ¡su quincuagésimo año de vida! Son una parte viva de la Iglesia, son «nuestra Caritas», como le gustaba decir a San Pablo VI, el Papa que la quiso y la estableció”.
“Confirmo su tarea”
Seguidamente el Papa dijo: “confirmo su tarea”, y les recordó que celebrar los 50 años es un momento “para agradecer al Señor el camino recorrido y renovar, con su ayuda, el impulso y los compromisos”.
Tres caminos por los que continuar el viaje
El primer camino, afirmó el Papa es el de los más frágiles e indefensos. “Si no empiezas con ellos, no entiendes nada. Y me permito una confidencia. El otro día me enteré de esto, palabras de experiencia en boca de Don Franco, aquí presente. No quiere que digamos «eminencia», «cardenal Montenegro»(…) En él, agradezco a muchos hombres y mujeres que hacen caridad porque lo han vivido así, han entendido el camino de los últimos. La caridad es la misericordia que busca a los más débiles, que llega a las fronteras más difíciles para liberar a las personas de la esclavitud que las oprime y hacerlas protagonistas de su propia vida”.
El camino de los últimos
El Papa subrayó el largo camino de compromisos y obras que Cáritas ha andado a lo largo de estos cincuenta años y les animó: “Ampliar la mirada, sí, pero partiendo de los ojos del pobre que tengo delante. Ahí es donde se aprende. Si no somos capaces de mirar a los ojos a los pobres, de mirarlos a los ojos, de tocarlos con un abrazo, con una mano, no haremos nada. Es con sus ojos que tenemos que mirar la realidad, porque mirando los ojos de los pobres miramos la realidad de una manera diferente a la que está en nuestra mentalidad. La historia no se mira desde la perspectiva de los vencedores, no, que la hacen parecer bella y perfecta, sino desde la perspectiva de los pobres, porque es la perspectiva de Jesús. Son los pobres los que ponen el dedo en la llaga de nuestras contradicciones y perturban sanamente nuestra conciencia, invitándonos a cambiar. Y cuando nuestro corazón, nuestra conciencia, mirando a los pobres, a la gente pobre, no se inquieta, se detiene -debemos detenernos-: algo no está funcionando”.
El camino del Evangelio
El segundo camino es el camino del Evangelio, que es “el estilo del amor humilde, concreto, pero no vistoso, que se propone, pero no se impone. Es el estilo del amor gratuito, que no busca recompensas. Es el estilo de la disponibilidad y del servicio, a imitación de Jesús que se hizo nuestro servidor”.
A continuación, Francisco les animó a tener una caridad “inclusiva”, que se ocupe de la integralidad de la persona: “una caridad espiritual, material e intelectual”.
En su mensaje el Papa subrayó que el Evangelio nos muestra que Jesús está presente en cada persona pobre. “Es bueno que lo recordemos para liberarnos de la tentación, siempre recurrente, de la autorreferencialidad eclesiástica y ser una Iglesia de ternura y cercanía, donde los pobres son bendecidos, donde la misión está en el centro, donde la alegría nace del servicio”. Los textos de las Bienaventuranzas nos permiten ver la condición de los pobres y del Juicio Final la presencia de Jesús “en los pobres de todos los tiempos”.
El camino de la creatividad
El tercer camino es la vía de la creatividad, afirmó Francisco. “La rica experiencia de estos cincuenta años no es un bagaje de cosas que hay que repetir; es la base sobre la que hay que construir para aplicar de manera constante lo que San Juan Pablo II llamaba la imaginación de la caridad (cf. Carta Apostólica Novo Millennio Ineunte, 50)”, subrayó.
El Papa puso en evidencia que en el tiempo presente el número de pobres va en aumento, pero ante esa realidad los animó: “Contra el virus del pesimismo, inmunícense compartiendo la alegría de ser una gran familia. En este ambiente fraterno el Espíritu Santo, que es creador y creativo, sugerirá nuevas ideas, adecuadas a los tiempos que vivimos”.
“Después de esta prédica de Cuaresma…” un agradecimiento
“Y ahora quiero dar las gracias: ¡gracias a los trabajadores, a los sacerdotes y a los voluntarios! Gracias también porque con motivo de la pandemia la red Cáritas ha intensificado su presencia y ha aliviado la soledad, el sufrimiento y las necesidades de muchos”. Igualmente, el Papa agradeció el trabajo de los voluntarios, de los jóvenes, a quienes Cáritas ayuda “a descubrir el sentido del don, para que prueben el buen sabor de redescubrirse a sí mismos dedicando su tiempo a los demás. De este modo, la propia Cáritas seguirá siendo joven y creativa, mantendrá una mirada sencilla y directa, que se dirige sin miedo hacia el Arriba y hacia el otro, como hacen los niños”. (Vatican News)