FE CREÍDA, FE VIVIDA
Pbro. Jhonny Zambrano
En anteriores artículos, hacia referencia a que TODO ESTÁ CONECTADO (Cfr. LS 91), que nuestro universo está compuesto de sistemas abiertos que entran en comunicación mutua (Cfr. LS 79). Que todas las criaturas están conectadas entre sí (Cfr. LS 42), que todo está en relación y que el cuidado de nosotros mismos y de la naturaleza es inseparable de la relación de fraternidad y justicia que debemos tener con los demás (Cfr. LS 70).
Este llamado a LA RELACIÓN tiene su base teológica en la comunión trinitaria, donde todo hombre es imagen y semejanza de ella y toda creatura lleva su impronta (Cfr. LS 239). Esto pide salir de uno mismo para vivir en comunión con Dios, con los demás, con todas las criaturas. Por lo tanto, los hombres son, por su naturaleza, criaturas hechas a la imagen de la Trinidad que son inducidas a relacionarse entre sí, a generar comunidad y a sentirse dependientes entre sí para su propia supervivencia.
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Esta interdependencia es tal que nos obliga a pensar en un mundo con proyecto común (LS 164). Este fundamento trinitario y relacional que tiene la Encíclica presenta una fuerte CONNOTACIÓN ANTROPOLÓGICA, porque un hombre concebido estructuralmente en una relación comunitaria con la creación, en virtud de un origen común, tiene una pertenencia mutua y un futuro compartido por todos (Cfr. LS 202), que lo invita a cuidar la casa común y todos sus habitantes (Cfr. LS 110).
El Papa determina que existe una sensación de precariedad e inseguridad, que favorece formas de egoísmo colectivo, sin embargo, esto no anula la apertura a la bondad, la verdad y la belleza (Cfr. LS 204). En este sentido, nos advierte CONTRA LA ILUSIÓN DE HACER QUE LA UNIDAD DE LA HUMANIDAD COINCIDA CON LA GLOBALIZACIÓN.
Por lo tanto, lo global, si es tecnológico, se convierte en un mero PODER TECNOCRÁTICO sobre el hombre, el cual debe ser concebido como el primero. De hecho, será inútil describir los síntomas, si no reconocemos la raíz humana de la crisis ecológica. Hay una manera de entender la vida y la acción humana que se desvía y que contradice la realidad hasta el punto de arruinarla (Cfr. LS 100). Esta es la razón por la cual «no habrá una nueva relación con la naturaleza sin un nuevo ser humano. NO HAY ECOLOGÍA SIN UNA ANTROPOLOGÍA ADECUADA» (LS 117). Solo rehabilitando todas las relaciones humanas fundamentales será posible restaurar nuestra relación con la naturaleza (Cfr. LS 118).
«Cuando el pensamiento cristiano afirma que el ser humano tiene un valor peculiar por encima de otras criaturas, le da espacio a la valorización de cada persona humana, y así estimula el reconocimiento del otro. La apertura a una persona capaz de conocer, amar y dialogar continúa siendo la gran nobleza de la persona humana» (LS 118).
La Encíclica quiere insistir en una nueva prespectiva, frente a dos alternativas extremas. Por un lado, la prioridad dada a la naturaleza (típica del ecologismo ideológico) y por otro la prioridad dada a la tecnología (con su pretensión de dar forma al mundo usando su poder). La tecnología no puede salvarnos de la tecnología, para salir de un extremo, es necesario elegir un estilo de vida con objetivos, que en cierta parte, puedan ser independientes de la técnica, sus costos, la masificación y poder globalizante (Cfr. LS 107).
Los tres principios de Laudato Si
Es urgente una verdadera contracultura que ayude a mejorar la relación entre el hombre moderno y el mundo y consigo mismo. LAUDATO SI OFRECE TRES PRINCIPIOS: la comunidad universal (valores y necesidades), el realismo intersubjetivo (entre las personas) y la unidad de un mundo común (cada vez más interdependiente), (Cfr. LS 110).
El cuidado de la casa común dotado de una dimensión comunitaria, implica necesariamente LA DIMENSIÓN POLÍTICA. Una política, no subordinada a la economía, las finanzas y la tecnología, sino que se piense con una visión amplia e integral, que incluya un diálogo interdisciplinario (Cfr. LS 196). La primacía de la política se traduce, en la capacidad de crear instituciones que realmente puedan enfrentar los grandes problemas de la humanidad, respetando los principios de la poliarquía y la subsidiariedad vertical y horizontal.
LS indica el PRINCIPIO del bien común que presupone el respeto a la persona humana, con derechos fundamentales e inalienables ordenados para su desarrollo integral (Cfr. LS 157). Este principio, en la sociedad actual, se transforma de inmediato, como consecuencia lógica e inevitable en un llamado a la solidaridad y una opción preferencial para los más pobres. Esta opción requiere extraer las consecuencias del destino común de los bienes de la tierra (Cfr. LS 158), basados en la virtud de la justicia.
¿Cómo recuperar una posición antropológica capaz de cuidar al otro y una actitud contemplativa como condición para abrirse al misterio de la creación? Ante esta pregunta el Papa responde: EL DESCANSO. El ser humano tiende a reducir el reposo contemplativo a la esfera estéril e inútil; olvidando que con ello le resta al trabajo su significado. La llamada es a incluir la dimensión receptiva y libre que se diferencia de la inactividad. DESCANSAR significa comprometerse a crear un espacio donde puedan surgir las cuestiones de significado. Esta parece ser la premisa del pensamiento ecológico del papa Francisco, pero también es la premisa gracias a la cual la fe cristiana y las religiones en general pueden hacer una contribución fundamental a la esperanza de la humanidad (Cfr. LS 237).