Este Evangelio, trae una enseñanza para nuestra vida. Las lecturas de hoy del Santo Evangelio están acompañadas con una reflexión del Papa Francisco que nos invita a reflexionar.
¡Medita la palabra diaria para ayudar al corazón a albergar el mismo Dios!
Antífonia
Ef 6, 2-3
Honrarás a tu padre y a tu madre es un mandamiento muy importante, que lleva consigo esta promesa: Te irá bien y vivivrás largo tiempo en la tierra.
Oración
Señor Dios, ya que en tu designio tiene su sólido fundamento la familia, atiende misericordiosamente las súplicas de tus siervos y concédenos que, siguiendo el ejemplo de la Sagrada Familia de tu Hijo Unigénito en el don de su amor y en sus virtudes domésticas, disfrutemos de la eterna recompensa, en la alegría de tu casa. Por nuestro Señor Jesuscristo… Amén.
Primera lectura
Apareció un carro de fuego y Elías subió al cielo.
Del segundo libro de los Reyes: 2,1.6-14.
Esto fue lo que sucedió cuando el Señor iba a arrebatar a Elías en un remolino hacia el cielo. Ese día Elías y Eliseo habían salido de Guigal. Al llegar a Jericó, Elías le dijo a Eliseo: «Quédate aquí, porque el Señor me envía al Jordán».
Respondió Eliseo: «Por Dios y por tu vida que no te dejaré ir solo». Y se fueron los dos juntos. Los acompañaban cincuenta hombres de la comunidad de los profetas, los cuales, al llegar Elías y Eliseo a la orilla del Jordán, se detuvieron a cierta distancia de ellos.
Elías tomó su manto, lo erolló y con él golpéo las aguas; éstas se separaron a un lado y a otro, y ambos pasaron el río sin mojarse. Después de cruzar, Elías le dijo a Elíseo: «Pídeme lo que quieras que haga por ti, antes de que sea arrebatado de tu lado».
Respondió Eliseo: «Que sea el heredero principal de tu espíritu». Le dijo Elías: «Es dificíl lo que pides; pero si alcanzas a verme, cuando sea arrebatado de tu lado, lo obtendrás; si no, no lo obtendrás». Siguieron caminando y conservando, cuando un carro de fuego, con caballos de fuego, se interpuso entre ellos, y Elías subió al cielo en un remolino.
Eliseo lo veía alejarse y le gritaba: «¡Padre mío, padre mío, carro y auriga de Israel!». Y ya no lo volvió a ver. Entonces se rasgó las vestiduras, recogió el manto que se le había caído a Elías, regresó y se detuvo en la orilla del Jordán. Tmó el manto de Elías y golpeó con él las aguas, y no se separaron.
Entonces dijo: «Dónde está el Señor, el Dios de Elías?».
Volvió a golpear las aguas y entonces se separaron a un lado y a otro, y pasó Eliseo.
Palabra de Dios. Te alabamos , Señor.
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Salmo de hoy
Evangelio
Del salmo 30,20. 21. 24.
R/. Amemos al Señor todos sus fieles.
¡Qué grande es la bondad que has reservado, Señor, para tus fieles! con quien se acoge a ti, Señor, qué bueno eres! R/.
Tu presencia lo ampara de todas las intrigas de los hombres, y lo pone a resguardo de las burlas y las murmuraciones. R/.
Que amen al Señor todos los fieles, pues protege a los leales y a los soberbios da lo que merecen. R/.
Evangelio del día
Tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.
Del Santo padre según San Mateo: 6, 1-6. 16-18. En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres, para que los vean. De lo contrario, no tendrán recompensa con su Padre Celestial.
Por lo tanto, cuando des limosna, no lo anuncies con trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, para que los alaben los hombres. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa.
En cambio, cuando tú das lismona, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes hagan oración, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente.
Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora ante tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como estos hipócritas que descuidan la apareciencia de su rostro, para que la gente note que están ayunando.
Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que no sepa la gente que estás ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará». Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Palabras del Santo Padre
Ante todo, de la exterioridad, en el cuidado exagerado de la propia imagen. Y, sobre todo, estar atentos a no doblegar la fe a nuestros intereses. Esos escribas cubrían, con el nombre de Dios, su propia vanagloria y, aún peor, usaban la religión para atender sus negocios, abusando de su autoridad y explotando a los pobres.
Aquí vemos esa actitud tan fea que también hoy vemos en muchos puestos, en muchos lugares, el clericalismo, ese estar por encima de los humildes, explotarlos, vapulearlos, sentirse perfectos.
Este es el mal del clericalismo. Es una advertencia para toda época y para todos, Iglesia y sociedad: no aprovecharse nunca del propio rol para aplastar a los demás, ¡nunca ganar sobre la piel de los más débiles! (Ángelus, 7 noviembre 2021).
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