Este lunes 26 de septiembre, para la Comunidad Católica Shalom, es un día de fiesta, y sus feligreses acudieron a Roma, para renovar la ofrenda de su vida ante el sucesor de Pedro.
El Pontífice Francisco les dirigió un proficuo mensaje, que comenzó con un agradecimiento a Moysés Louro de Azevedo Filho y Maria Emmir Oquendo Nogueira, fundador y cofundadora de la Comunidad. También extendió su gratitud a quienes compartieron sus testimonios. En su alocución, Francisco respondió a las preguntas que los jóvenes le habían enviado previamente, pero antes de proseguir, subrayó un comentario de Moysés, quien había dicho que la comunidad nació durante la celebración eucarística, en el momento del ofertorio. “No nació ‘en la mesa’, con un bonito plan ideado por él o por otra persona. Nació en la oración, en la Liturgia”, resaltó el Obispo de Roma.
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A raíz de esta experiencia, el Papa remarcó que la liturgia no es una bella ceremonia, un ritual en el que están al centro nuestros gestos o, peor, nuestras vestimentas. “¡No!”, insistió. “La Liturgia es la acción de Dios con nosotros, y se necesita estar atentos a Él: es Él que habla, a Él que actúa, a Él que llama, a Él que envía”, enfatizó.
El Santo Padre articuló su reflexión con las consultas de los jóvenes. A Fabiola, una mexicana de 26 años que ahora vive en Boston, le comentó que “si permanecemos unidos a Cristo como los sarmientos a la vid, perseveramos e incluso nos ‘contagiamos’”.
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“Si permanecemos en Él mediante la oración, la escucha de la Palabra, la adoración, el Rosario, entonces la savia del Espíritu Santo pasa de Él a nosotros y podemos perseverar. Pero también podemos «contagiar», no lo dudemos, Él lo ha prometido: el que permanece en Él da mucho fruto (cf. Jn 15,5). El fruto es el amor, y es el amor de Cristo el que toca el corazón de las personas, estemos donde estemos, en cualquier ambiente. A nosotros nos corresponde permanecer en Él, el resto lo hace el Espíritu Santo”.
Con información de Vaticans News