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¿Cuáles fueron las causas del debilitamiento de los partidos políticos en Venezuela?

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Pbro. Jhonny Alberto Zambrano Montoya

Fe creída, Fe vivida

En esta continuidad reflexiva de estos artículos de Fe Creída, Fe Vivida, sobre el colapso del sistema democrático iniciado en la década del 70, existe abundante literatura en los ámbitos del derecho, la economía, la ciencia política, la sociología e incluso la comunicación social, esto obedece a que son muchas las causas que pueden explicarse sobre la pérdida de la democracia venezolana. Para esta reflexión quiero presentarles el parecer de Juan Miguel Matheus que presenta las causas principales que convergen lo social, económico y político de una manera objetiva. Hablaré de tres causas:

DEFICIENTE INSTITUCIONALIZACIÓN DE LOS PARTIDOS

Iniciada la democracia en 1958, los partidos políticos, AD, COPEI y el MAS asumieron el rol de pilares de la nueva etapa, ejerciendo un lugar primordial en la propulsión de la vida pública del país, lo cual era incomparable con los partidos de otras democracias del momento.

 Los dos principales partidos AD y COPEI, fueron los que constituyeron un sano sistema bipartidista, alternando el poder y estructurando el Estado venezolano y contribuyendo a hacer de Venezuela un Estado de partidos, al igual que las mejores democracias europeas que surgieron post Guerra Mundial. Matheus dirá: “La fortaleza de los partidos reflejaba la fortaleza de la sociedad civil” y su esfuerzo por institucionalizar un marco jurídico al ejercicio del poder en Venezuela. Esto hacía notar que no existían otros actores que llevasen adelante este proceso.

LA QUIEBRA BIPARTIDISTA empieza a sentirse en el colectivo a partir de la década del 80, con signos de insuficiente grado de institucionalidad para resolver las diferencias de los procesos electorales, expresado en la crisis de sucesión en el liderazgo y en la selección de las candidaturas presidenciales y parlamentarias, esto debido a un egocentrismo de poder, el aislamiento de la sociedad y la incapacidad para incorporar nuevos grupos.

 M. López Maya indica también, que la situación social de empobrecimiento y exclusión de millones de venezolanos, trajo como efecto una creciente frustración por la percepción de la pérdida de ciudadanía y violación constante de sus derechos humanos. Así, el modelo bipartidista de conciliación de élites en la década de los 90 mostró un irreparable desgaste.

La dirección de ambos partidos AD y COPEI, sin evaluar la intensa crisis que vivía la democracia venezolana con realidades como la corrupción, clientelismo y privilegios, hizo que se creara “una dicotomía entre partidos políticos y sociedad civil”.

A esto se unía otro signo, presentaron candidatos inapropiados, para luego, rectificar y apoyar a última hora un candidato independiente, que a la final fue derrotado por H. Chávez, quien hábilmente había logrado proyectar una imagen diferente, y esconder la imagen de militar golpista y enemigo de los partidos, bajo el discurso de un líder civil, de apariencia democrática, con un mensaje de unidad nacional, cambios democráticos y honestidad administrativa.

EL DETERIORO DEL DISCURSO PÚBLICO Y ENTRONIZACIÓN DE LA ANTI-POLÍTICA

Para J. Matheus el discurso público no se entiende solo al verbo político, sino a “la unión de palabra y acción dentro del reino público”. Según R. Tomás Caldera, el recto uso de la palabra es necesario, aunque no suficiente para establecer un orden republicano. No hay república, ni democracia sin la sugestión que mueva a la acción de los ciudadanos y su consentimiento frente a los gobernantes.

Durante las DÉCADAS DE LOS 70, 80 Y 90 se dieron descomposiciones en el discurso público de los políticos de turno. El pragmatismo abrió una brecha entre palabra y acción, aquí hay que decir que la palabra PERDIÓ SU CARÁCTER PERSUASIVO Y APARECIÓ EL CARÁCTER MANIPULATIVO, que se transformó en desconfianza en el pueblo, desencadenando la desarticulación de la sociedad haciéndola vulnerable.

La democracia depende, para su existencia, funcionamiento y estabilidad de una SOCIEDAD DE CIUDADANOS CONSCIENTES de sus deberes, derechos y participación popular. La cultura política nace y se expande allí donde los ciudadanos se ven a sí mismos como sujetos creadores de acciones públicas y privadas y no como sujetos manejados por los aparatos políticos.

En Venezuela el discurso político SE CONVIRTIÓ EN DEMAGÓGICO; se institucionalizó el clientelismo, es decir, la práctica de cambiar bienes y servicios de arriba hacia abajo por apoyos políticos electorales de abajo hacia arriba, unido a la corrupción denunciada, mas no investigada y sancionada.

AD y COPEI utilizaron su liderazgo, para sacar provecho electoral de la pasividad de las masas. Sin embargo, la historia se invertiría y esas masas terminarían votando contra ellos, al ser atraídas por el discurso de H. Chávez (1998). Este nuevo liderazgo revolucionario se aprovechó de la ignorancia de las masas, utilizándolas como fuerza de confrontación social.

La quiebra del bipartidismo y la descomposición del discurso público, originaron LA ANTI POLÍTICA. En la década de los 90 según Martínez Meucci, fue la década crítica que daría entrada a la revolución bolivariana, alcanzando auge la anti-política.

Esto se manifestaba en la incredulidad frente a todo aquello que involucrase la política, se huía de lo público y encapsulación en lo privado. Tanto así, que la opinión pública vería con asombro y alegría los dos alzamientos militares.

¿Qué produjo este sentimiento negativo ante la política? LA HIPOCRESÍA SOCIAL. La sociedad venezolana se desvinculó de la crisis nacional, viendo como responsables a la clase dirigente de estas décadas en su mala praxis. Diría Castro Leiva: “lanzar la piedra de su moralismo y de esconder la mano de su responsabilidad”.

Este virus inyectado en la sociedad venezolana de la anti-política, originó el debilitamiento de los partidos por su aislamiento de la sociedad. Podríamos preguntarnos ¿CUÁL OTRA CAUSA PUDO ORIGINAR ESTA SITUACIÓN?

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Es bueno recordar que durante las DÉCADAS DE LOS 80 Y 90, el proceso político venezolano presentó una preocupante paradoja: mientras aparecían oportunidades de desarrollo social expresado en la expansión y estimulación de la formación intelectual y profesional de un creciente número de venezolanos y de un excepcional liderazgo; se daba el declive en la calidad formativa de la clase dirigente.

Cosa contraria a las DÉCADAS DE LOS 30 Y 40 donde nacieron los partidos políticos y los primeros intentos de democracia, cuando jóvenes universitarios y profesionales, eran sectores importantes en la actividad política.  Por esto, la anti-política nace por el caudillismo de poder y no preparar liderazgos con rostros nuevos para asumir una renovación que era necesaria.

En la DÉCADA DE LOS 90, se denotaba la apatía y el analfabetismo político del sujeto social, la baja estima por la democracia y sus instituciones, la falta de interés por los problemas macro sociales en las clases profesionales y universitarias, lo cual era consecuencia de la poca apertura de los partidos en admitir un nuevo liderazgo, lo que produjo un progresivo distanciamiento entre partidos y los grupos intermedios.

Por ello, los profesionales, la juventud y las masas empobrecidas, permanecieron pasivas a las tendencias autoritarias que comenzaban a tomar fuerza y que creó una matriz favorable frente a la alternativa del candidato triunfador en 1998.

R.G. Aveledo, al respecto expresará: “En la Venezuela de hoy, la situación de la política, el liderazgo y los partidos se origina en la progresiva estrategia, desde el gobierno, de abolición de la política y su sustitución por otra noción del poder y un modelo de manejo del mismo derivado de ella, que ha sido involuntariamente ayudada por los errores y omisiones de los actores políticos democráticos”.

LA CORRUPCIÓN EN LOS GOBIERNOS DEMOCRÁTICOS

En cuanto a lo económico se ha dicho bastante, aquí referiremos algunas pocas ideas que consideramos importantes. Durante la DÉCADA DE LOS 90 se manifestaron problemas estructurales que tuvieron su causa en la década de los 70, motivados por la nacionalización del petróleo y el capitalismo rentista.

El petróleo es el motor económico de Venezuela desde los tiempos de Gómez y decisivo en la consolidación de la democracia en 1958, que ayudó a crear un Estado social de bienestar, pero a la vez llevó a CREAR Y DESARROLLAR UNA CULTURA DE PATERNALISMO Y DEPENDENCIA DEL ESTADO que dio fuerza a la burocracia en las estructuras públicas y debilitó a la sociedad civil, esto se reflejaba en la descomposición de los indicadores económicos.

EN VENEZUELA SE INCREMENTÓ LA CORRUPCIÓN POR la carencia de adecuados controles, las frecuentes equivocaciones en la escogencia de funcionarios públicos en todos los niveles, el crecimiento del Estado, la falsa concepción del ejercicio del poder del servidor público. La opinión pública generalizó que los partidos políticos amparaban la corrupción.

Ahora desde el punto de vista social, podemos indicar que el aumento de la pobreza llevó a un conflicto social llamado El Caracazo. Lo económico y lo social se cruzaron presentando un signo de fragilidad política e injusticia social, al no haber elementos materiales que satisficieran las necesidades básicas de los venezolanos para tener un orden político libre.

Diría R. Caldera “es difícil pedirle al pueblo que se inmole por la libertad y por la democracia cuando piensa que la libertad y la democracia no son capaces de darle de comer”. Este elemento prepararía el terreno a la aparición del chavismo como propuesta mesiánica.

CONCLUSIÓN: A pesar que se fue abriendo paso a la democracia con gran sentido de participación y conciliación a partir de 1958, lamentablemente, a mediados de 1970 con el incremento de la riqueza petrolera se deformó la economía, decayó el liderazgo político y se hicieron fuertes algunos vicios sociales.

El Estado no supo responder a las necesidades básicas de una población más numerosa. Sin embargo, se observó en la década del 90, una sociedad civil que tenía indicios de comenzar a organizarse en grupos intermedios, con la aparición de nuevos actores políticos, con antagonismo y confrontación permanente.

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Lo indicado nos lleva a reflexionar como lo hizo el CONCILIO PLENARIO DE VENEZUELA, sobre la suficiente dirección de la Iglesia venezolana para generar espacios de formación en la responsabilidad política, formando a los ciudadanos y la clase dirigente en la libertad cristiana que surgen de la Verdad y que es un don de la gracia, para que los proyectos sociales se transformen en testimonios de caridad y servicio para la humanidad.

Para ello, es necesario colocar a LA PERSONA HUMANA AL CENTRO, en un camino orientador y estabilizador de la democracia en pro del desarrollo del bien común y donde el testimonio de fe, la amistad social y el compromiso de integración entre pueblo y dirigencia; ofrezca un mejor resultado.

La INVITACIÓN es a Las Iglesias Locales a convertirse en centros de reflexión. Es necesario unir la cuestión social-antropológica con la Revelación ofrecida en la doctrina DSI, esto abrirá horizontes y dará una propuesta con aportes concretos, logrando el nacimiento de una nueva ciudadanía y clase dirigente que asuma la acción política, que se comprometa a lograr un ideal de servir como discípulo y misionero a una humanidad más digna y cercana a Dios.

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