En este artículo, no pretendo enfrentarme al aspecto técnico de la fecundidad. Me remitiré a algunas interrogantes encontradas en personas con quien he tenido el gusto de conversar. Algunas de ellas, van en desafío a la línea del control natural de los nacimientos propuesta por la Iglesia.
La Iglesia Madre y Maestra no puede dejar de promover y sostener los valores, que tiene como punto de partida la Ley Natural. Esta es para muchos la maestra y guía para la regulación de los nacimientos.
La Iglesia orienta y no impone un método: nos recuerda con insistencia que el amor no puede reducirse al simple hecho placentero o técnico, arriesgado así la responsabilidad personal que debemos asumir frente a nuestros actos.
Hoy día se habla e insiste en que el último dictamen del conflicto sobre la vida humana, le corresponde a la conciencia personal. Pero esto no puede ser entendido en forma absoluta, puesto que la conciencia, es un registro de patrones de conductas aprendidas en la infancia y el medio en que nos desarrollamos. Cada pueblo y cultura tiene su tendencia ideológica, imprime sus dictámenes y no los podemos absolutizar.
En este sentido, la pareja tiene el gran poder de decidir en la colaboración de engendrar vida. Su preocupación no ha de limitarse al aprendizaje de métodos alternativos de control, sino más bien ha de abrirse a la vivencia de algunos valores fundamentales que nacen del amor.
La pareja ha de preocuparse ante todo por su bien, por la conveniencia de tener un hijo ahora o más adelante, por la vivencia de su armonía conyugal, pero de igual forma deben considerar el bien de su hijo, la necesidad de ofrecer un espacio donde se puedan satisfacer todas sus necesidades. Dios los invita a esta realidad desde su Palabra.
Lastimosamente, vivimos en una cultura que no favorece la vivencia de estos valores. La cultura del placer, del hedonismo, el egoísmo y hasta de la muerte (aborto y eutanasia) que ahogan en muchas parejas, aspiraciones de trascendencia y de amor verdadero abierto a la vida.
Por tanto, es necesario y urgente actualizar la propia conciencia, enriqueciéndose con información sana y fundamentada en principios y valores humanos y cristianos. Urge el conocimiento de una auténtica cultura sexual, que favorece una verdadera formación, que apunte a llegar a ser testigos creíbles del Dios amante de la vida.
Te invito a cuestionarte desde estan interrogantes y formarte e informarte ¿Por qué el aborto es un homicidio? ¿Cuáles son los tipos de control de natalidad que la Iglesia recomienda? ¿Al nacer él bebe en que cambia la vida familiar?
Señor que podamos comprender el valor de la vida en los hijos, como regalo tuyo, mantén encendida la llama del amor en cada hogar. Necesitamos tu voz alentadora en la preparación cotidiana de los padres y madres para que imiten a la familia de Nazareth. Amen.
Pbro. Jhonny Alberto Zambrano Montoya