Desde el inicio de la diáspora un sinfín de acciones se han generado en los estados fronterizos venezolanos con el propósito de ayudar, atender y acompañar a quienes motivados por la situación deciden caminar desde cualquier punto del país en búsqueda de un futuro promisor.
El Estado, organizaciones internacionales, Organizaciones no gubernamentales, empresas privadas y por supuesto la Iglesia, en este caso y con mayor ahínco, la Iglesia católica ha promovido jornadas que van desde la distribución de comida hasta la atención médica y psicológica para quienes han sufrido algún acontecimiento extraordinario en este nuevo rumbo que emprendieron.
Los voluntarios de la Diócesis de San Cristóbal, ante esta nueva realidad que arropa al pueblo venezolano, han construido de la mano del Obispo Mario del Valle Moronta Rodríguez, una red de atención que desde hace cuatro años ha trabajado sin detenerse en el corazón de la migración, aportando insumos y palabras de aliento y esperanza a todos aquellos que encomendándose a Dios iniciaron el largo y sinuoso camino para encontrar su felicidad.
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Cristian Pastrán Gutiérrez, un docente de profesión, es el coordinador de los voluntarios que día a día atienden a los migrantes, guiados por la entrega al prójimo ha construido junto a otras 30 personas una red ayuda que les ha dejado como recompensa el cumplimiento de una labor humanitaria que va más allá de la promoción mediática que solo busca engrandecer individualidad por encima de la razón imperativa de ayudarse como hermanos.
Pastrán aclara que la Diócesis generó un plan de atención que se distribuye en puntos móviles y casas de paso, recintos en los cuales se dan aportes médicos, comida, ropa, asesoría legal y atención médica y psiquiátrica.
“Los puntos móviles están en Vega de Aza, Terminal de Pasajeros de la Concordia, Puente Real, Capacho Viejo (…) casa de paso en San Antonio del Táchira y otra en el municipio Pedro María Ureña”.
Subraya que en cada punto se le informa a los migrantes a que otro lugar puede asistir para que reciba lo beneficios que se tienen previstos, el eje central de cada punto, es además de la tención general para que continúen su viaje, darle recomendaciones para que eviten ser presa de los nuevos coyotes venezolanos, redes de prostitución o ser interceptados por grupos paramilitares organizados fuera de las fronteras venezolanas.
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“Aquellos migrantes que en el inicio de la diáspora llegaban de su recorrido a los municipios fronterizos del estado Táchira y que por su condición económica se quedaban en las puertas de la Iglesia hoy día, a través de un traslado gratuito que se les da, son ubicados en la casa parroquial, este es el caso de los municipios Capacho Viejo y Capacho Nuevo, la cual cuenta con habitaciones y un lugar seguro para pasar la noche”.
Destaca que la casa de paso principal es la ubicada en San Antonio del Táchira (municipio Bolívar) donde se les aporta al migrante comida y atenciones para que continúen su trayecto, ahora en territorio colombiano.
“Nosotros damos alimentación, desayuno almuerzo y cena contamos con un médico y un enfermero además de darles asesoría legal y el servicio de psicología donde se les brindan los primeros auxilios psicológicos (…) las personas llegan permanecen en la casa y continúan su recorrido a los países donde estiman comenzar una nueva vida”.
Sumando a ello, informa que son los únicos que poseen una casa para atención al menor, apoyados por el Instituto Autónomo Consejo Nacional de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes -IDENNA-.
“Nosotros tenemos habitaciones que sirven de instancia para los niños que llegan como migrantes (…) con ello les damos protección en todos los sentidos”.
Interés
El coordinador de los voluntarios acentúa la importancia de la atención psicológica se basa en que buena parte de los migrantes han sido víctimas de violencia basada en género, han perdido sus familiares, son desplazados, los han robado en el trayecto y una gran parte no tiene un rumbo preciso de lo que quieren hacer.
“Le damos terapias donde se les coloca audios para que se relajen, áreas para que los niños jueguen (…) nosotros entendemos que la migración es un derecho de las personas lo que les informamos es acerca de la trata de personas que tanto los afecta el cómo deben actuar cuando alguna autoridad le pide sus documentos y sobre todo en quitar el mito de los trabajos que les resolverán sus condiciones”.
Insistió en el tema de los empleos pues aduce que hay ofertas acerca de un empleo para la recolección de café y termina en sembradíos ilícitos en los cuales los coaccionan para que se queden en esas labores. Y otro elemento, acota, son los trabajos para las mujeres jóvenes a quienes les ofrecen un tipo de trabajo y termina en redes de prostitución.
Atención
Un aproximado de 50 a 60 personas diarias se atienden en la casa de paso ubicada en San Antonio, se cuentan quienes ingresan y quienes salen del país, esto es solo parte de la data general que se tiene, pues existen otras modalidades que van desde la creación de los nuevos coyotes antes trocheros que los pasan por los caminos verdes.
Pastrán aduce que en un principio con el desconocimiento de las acciones que se realizaban con los migrantes estos personajes (coyotes) entraban a los pasos y a las casas informando a los migrantes que era parte del servicio que ofrecían, es por ello que nosotros, comenzamos a generar algunos mecanismos de restricción para evitar este tipo de engaños.
“Nosotros sí estamos haciendo una verdadera labor humanitaria porque a veces se habla de trabajos humanitarios que no lo son (…) muchos de esos están desde una oficina (…) nosotros si somos humanitarios al ciento por ciento y se demuestra en cada acción que realizamos desde la atención hasta el cuidado de su integridad”, concluyó.
Carlos Ramirez B.