Los Santuarios son una riqueza mística de nuestro catolicismo. Son el gran espacio de reunión del Pueblo de Dios, siendo centro de espiritualidad para todo cristiano. Cada año en nuestra Iglesia Local de San Cristóbal un 80% de católicos de nuestra región, aunado a un mar de peregrinos de todas partes de Venezuela y otros rincones del mundo, peregrinan a uno de nuestros Santuarios.
El de mayor peregrinación es el Santuario del Santo Cristo de La Grita, Jerusalén del Táchira, corazón religioso del pueblo tachirense, seguido del Santuario de Nuestra Señora de La Consolación en Táriba, y dos santuarios más: de la Virgen del Perpetuo Socorro en San Cristóbal y San Pablo Apóstol en Coloncito.
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La experiencia de caminar juntos hacia los Santuarios, nos permite estar en contacto con realidades, símbolos y conceptos correlativos. El directorio sobre la Piedad Popular y Liturgia, nos describe esta experiencia humana, religiosa, bíblica y cristiana así: “El peregrino necesita un Santuario y el Santuario requiere un peregrino” (nº 279). Las dos expresiones asumen dos realidades importantes, tiempo y espacio.
El Santuario es un lugar sagrado que recuerda acontecimientos salvíficos, representa la presencia divina y profetiza el templo de la Jerusalén celestial. La peregrinación es una acción ritual, que incluye la marcha en un movimiento de territorio, de un aquí cercano a un allá lejano, durante un itinerario temporal, según un antes y un después.
En la peregrinación se víncula el peregrino, el camino y el Santuario. Todo esto implica la ruta que recorre el peregrino hasta llegar al Santuario a celebrar la fiesta de su fe, una realidad salvífica, cultural y comunitaria.
La peregrinación y la fiesta (la alegría y la gracia) se articulan en el camino hacia la meta, porque movilizarse ya es un estar presente para festejar, y la fiesta religiosa del perdón, del encuentro y la gracia en el Santuario es la meta de la peregrinación.
Por ello, el Santuario, la fiesta y la peregrinación son realidades sagradas sacramentales. Es una bella forma de celebrar la fe situada en el tiempo de las fiestas en los Santuarios, templos y otros centros de oración. Cada 06 y 15 de agosto, estos tres elementos se unen en la fe del pueblo tachirense.
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En las últimas tres décadas aproximadamente, en nuestra Iglesia Local de San Cristóbal las peregrinaciones al Santuario del Cristo del Rostro Sereno, han tenido un crecimiento y se han hecho más sistemáticas, muchos hombres y mujeres han descubierto el sentido y gusto de peregrinar, como se percibe en peregrinaciones del viejo Continente, como la del Camino de Santiago.
Sería muy interesante hacer una recuperación histórica, revalorización teológica y reorientación pastoral de las peregrinaciones en nuestra Diócesis, esto cuenta con un gran instrumento: los medios masivos de comunicación visuales con los que contamos, quienes han hecho más sensibles este evento, al documentar el hecho religioso de muchas formas.
Las peregrinaciones en el Táchira son un fenómeno espontaneo, familiar, popular y eclesial, ellas visualizan la fe del Pueblo de Dios situado temporal y geográficamente. Los Santuarios son lugares providenciales de encuentro entre el pueblo de Dios y el amor de Dios que salva del pecado y los males del mundo. Aquí la piedad popular manifiesta la fe teologal, unido a la simbología litúrgica. Es la fe en el Dios que existe, nos ama y nos salva.
Por tanto, un Santuario es un centro de espiritualidad con espacio luminoso, silencio penetrante, belleza musical, receptividad acogedora, escucha atenta, palabra elocuente, preocupación cordial, contemplación de la imagen y la bendición personal que será recibida por cada peregrino de forma sobrenatural y agradecida, como quien busca el descanso en Dios, en medio de la vida cotidiana.
Pbro. Jhonny Zambrano