La pastoral urbana que necesita nuestra ciudad, debe estar enmarcada de dos elementos: la conversión pastoral y la renovación misionera. El Concilio Vaticano II impulsó la necesidad de una Iglesia siempre reformada, esta conciencia nos debe llevar siempre a mirarnos en el espejo de Cristo.
Evangelización
Un elemento clave en su renovación debe ser siempre la evangelización. San Pablo VI afirmó que la Iglesia debe estar en un constante proceso de renovación para poder evangelizar (EN 15). Para ello, la Iglesia debe pasar por un proceso de conversión pastoral, donde se esté renovando para evangelizar desde lo que el Espíritu dice a la Iglesia. Aquí son tres las palabras claves: convertir, renovar y evangelizar.
Conversión
Solo una Iglesia (todos los bautizados) que esté en un estado de conversión y renovación, podrá ser una Iglesia en estado de misión y evangelización. La conversión pastoral es la renovación en y para una nueva evangelización. Es cambiar el modo de anunciar el Evangelio y asumir el estilo evangélico de Jesús frente a las nuevas realidades sociales del hombre del siglo XXI. Esto pasa de cómo nos relacionamos con los demás hasta nuestra forma de hacer presente a Dios en nuestra vida. Encarnar el Evangelio en lo ordinario de la vida.
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Plan Pastoral
La conversión debe ser pensada en un plan personal, comunitario y estructural, iniciando al comprender y analizar los nuevos lenguajes de la vida infantil, juvenil, adulta y mayor; los ámbitos escolares y universitarios, los aspectos mediáticos del mundo virtual, intelectual y artístico, laboral y comercial, recreativo y deportivo.
La conversión pastoral debe alimentarse de la espiritualidad de comunión para promover la corresponsabilidad, participación y fraternidad en nuestras comunidades parroquiales y la estructuración comunitaria de la pastoral diocesana, expresada en el nuevo plan pastoral que comenzará a darse a conocer y aplicar en los próximos cinco años en nuestra Iglesia Local de San Cristóbal (2024-2028).
Desafío
Es importante la guía de la lectura orante de la Palabra de Dios, siendo dóciles a sus mociones expresadas en los nuevos Estatutos Sinodales y el Plan Pastoral fruto del III Sínodo Diocesano realizado durante este 2024 en nuestra diócesis. Es necesario crecer en los vínculos y procesos entre los miembros de esta Iglesia Local, para que los criterios, mentalidades, actitudes, conductas, costumbres, normas, métodos, prácticas, planes y recursos sean atravesados por una pastoral comunitaria y decididamente misionera.
El desafío es que esta nueva evangelización tenga “nuevos evangelizadores”, somos muchos, pero necesitamos más. La conversión de la estructura va acompañada de la conversión del corazón, la segunda sostiene la primera.
Perfil
El nuevo evangelizador debe ser un cristiano de experiencia con Dios, con espiritualidad de comunión, diálogo y fraternidad, con capacidad contemplativa de la acción pastoral, con discernimiento orante de los signos de los tiempos, con ardor evangelizador, conocedor de la sabiduría de la cruz y gran misericordia pastoral.
Esto nos llevará a destacar en nuestra Iglesia Local, la pedagogía de la ejemplaridad, el martirio cotidiano, el espíritu de oración, el discernimiento evangélico, la comunión fraterna, la audacia apostólica, el combate espiritual, las mediaciones relacionales, la iniciativa creadora. Necesitamos un código actualizado de vida, para estar en el mundo sin ser de él, sino de Dios. ¿Qué respuestas deben darse hoy desde la conversión, renovación y evangelización? Santidad, ejemplo, signo de contradicción, encuentro y fraternidad.
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Pbro. Jhonny Zambrano