Nuestro Seminario celebra con alegría una década de su presencia en la Ciudad de la Grita, el valle del Espíritu Santo. Enclavado en el Santuario Diocesano dedicado a la sagrada talla, el curso introductorio arriba a diez años de presencia gozosa preparando a los futuros sacerdotes de la Diócesis de San Cristóbal. Descubrir el dinamismo del Espíritu en el curso de la historia es una tarea apremiante, que nos permite corroborar la presencia salvadora de Jesucristo quien es el mismo, ayer, hoy y siempre (cfr. Hb 13,8) Hoy podemos interpretar la presencia del Seminario en la Grita como un signo de fe, precedido por una amplia historia que hoy nos sigue hablando. Al celebrar una década de su presencia en estas tierras, el Cristo del Rostro Sereno, sigue alentando el andar de nuestras vocaciones con su amor.
Un poco de historia
La ciudad del Valle del Espíritu Santo fue fundada por el Capitán Francisco de Cáceres, en el año 1576 en el Valle del Espíritu Santo y su nombre humogría, responde a la presencia de los indígenas. «Luego de las diversas controversias suscitadas entre el fundador y otros conquistadores de la corona española, Cáceres en su segundo viaje a España, invitó a algunos frailes franciscanos a fundar en la naciente población un convento, que sería de gran ayuda para instaurar la actividad evangelizadora y civilizadora de los indígenas.» (cfr. Carlos Javier García Mora, Historia de la Iglesia en La Grita. IV centenario de la fe en el Santo Cristo de La Grita de los Milagros, Simón Rodríguez, San Cristóbal 2010, p. 67.) Así, los frailes construyeron el convento de santa Clara y a su vez propagaron la devoción a Nuestra Señora de los Ángeles, realizando una labor evangelizadora y de formación cultural. (cfr. Jean Carlos Medina Poveda, El Santo Cristo de la Grita: análisis y reflexión, Tesi di Licenza, Sotto la direzione della Professoressa Stella Morra, Dipartamento di Teologia Fondamentale, Facoltà di Teologia, Pontificia Università Gregoriana, Roma, p. 45, 2018. )
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Por su parte, la tradición oral relata, que un fraile llamado Francisco, probablemente el 5 de agosto de 1610 después de varios días de trabajo en una talla de Cristo crucificado, «aconteció que el rostro de la imagen se había transfigurado» (Fr. Pedro Simón, Noticias historiales de Venezuela, Tomo II, p. 276.)En la historiografía del Táchira, existe un punto de partida en la tradición escrita, desde la publicación realizada en 1905 por el Dr. Emilio Constantino Guerrero, bajo el título El Táchira físico, político e ilustrado donde se corrobora el dato religioso. De igual forma, los apuntes históricos del Dr. Pbro. Carlos Javier García, en la obra Historia de la Iglesia en La Grita, con motivo del IV centenario de la fe en el Santo Cristo.
La comprensión del hecho histórico, permite adentrarnos en la fenomenología religiosa de un pueblo que habiendo nacido al amparo de la Iglesia y bajo el signo de la cruz, tiene la fe y la piedad popular como rasgos característicos. En este ambiente ocurrieron tres hitos que preceden la presencia del Seminario en la Grita: 1) el Convento de los Frailes franciscanos, que, si bien no es un antecedente exacto de la espiritualidad diocesana, si lo es como hecho vocacional; 2) el Colegio-Seminario Sagrado Corazón de Jesús, fundado por Monseñor Jesús Manuel Jáuregui Medina entre 1883-1884, en medio de la renovación de la Iglesia en Venezuela; y 3) el Seminario Kermaria, de los padres Eudistas fundado en 1933 y culminado en 1935. Todas estas obras mencionadas anteriormente, fueron focos de evangelización y de promoción de un hecho significativo histórica y espiritualmente: la llamada vocacional.
Crónica menor
A continuación, desarrollemos a brevedad, los tres hitos anteriormente enunciados. En primer lugar, la fundación del Convento Santa Clara en 1579. La presencia de un Convento de frailes, fue significativa al poderse interpretar como un antecedente remoto del hecho vocacional, puesto que en el mismo algunos miembros de la orden franciscana maduraron su llamado y ejercieron su vida sacerdotal.
En segundo lugar, la fundación del Colegio Seminario Sagrado Corazón de Jesús en 1883. El Contexto: los conflictos entre el Estado y la Iglesia en el periodo del Guzmancismo (1870-1888) protagonizaron uno de los momentos más difíciles de la historia de la Iglesia en Venezuela, al punto de pretenderse una abrupta ruptura entre ambas instituciones, con la creación de una iglesia nacional en 1876. La génesis de estos conflictos puede situarse en la gesta del Estado Liberal y las políticas anticlericales. El documento para la declaración de una iglesia cismática venezolana, por ejemplo, o lo ocurrido con el Arzobispo Guevara y Lira, así como los otros exilios fueron el fruto de la intención de garantizar el control secular sobre el Estado. No obstante, la formación del clero y por ende la vida de los Seminarios, sufrió ampliamente a raíz del decreto de cierre de Seminarios del 21 de septiembre de 1872, el cual pretendía armonizar las tendencias y hábitos de laicos y sacerdotes para modelar un clero ligado al proyecto liberal del Estado liderado por Guzmán. (cfr. Donis Ríos- Straka, Historia de la Iglesia Católica en Venezuela, p. 314)
En medio de las represiones, la Iglesia organizó Seminarios tridentinos clandestinos, denominados «escuelas episcopales», tal fue el caso del arzobispo Mons. José Antonio Ramón Ponte, o de Mons. Jesús Manuel Jáuregui Moreno (1848-1905) quien durante este periodo de tiempo fundó el Colegio-Seminario Sagrado Corazón de Jesús, en la Grita entre 1883-1884, (Cfr. Edgar Gregorio, Sánchez Sánchez, Jáuregui Hoy, Aporte del pensamiento educativo de Jesús Manuel Jáuregui Moreno (1804-1905) ante las actuales exigencias educativas de la sociedad venezolana, San Cristóbal, Fondo Editorial Simón Rodríguez, 2010, p. 218,) según las inspiraciones de la pedagogía salesiana, y recibiendo el vigoroso aliento del papa León XIII, hecho que sostuvo la esperanza de la formación sacerdotal. La figura del Colegio Seminario será trascendente en la formación de numerosos políticos, religiosos y educadores quienes forjaron los destinos de la patria en los años siguientes, entre ellos Mons. Acacio Chacón segundo arzobispo de Mérida y Mons. Antonio Ignacio Camargo, obispo fundador de la Diócesis de Trujillo.
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En tercer lugar, el Seminario Kermaria (Valle de María en lengua bretona), fundado por la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y de María y construido entre 1933-1935 por los padres, Juan Bautista Cabaret, Amado de Jesús Zabala y Esteban Le Doussal en las afueras de la Grita. El edificio según describe Néstor Melani Orozco, en una entrevista al Diario La Nación del 19 de enero de 2022, era de tres claustros con una capilla de estilo neogótico ornamentada con un altar pintado por el maestro Pepe Melani. Afirmación de la que fue testigo el reverendo Eudista Fernández Lacroix, con el verdadero sentido de una obra de arte. De este Seminario, surgieron varios sacerdotes, como frutos de fe y santidad para la Iglesia en Venezuela entre ellos: el siervo de Dios Mons. Miguel Antonio Salas, Mons. Nicolás Bermúdez, Mons. Luis Alfonso Márquez, Mons. Helímenas Rojo, p. Alfonso Monsalve, entre otros, razones por las cuales, como antecedente del Seminario en la Grita, el Seminario Kermaria, fue un semillero de vocaciones cuyos frutos germinaron en la provisión de pastores a la grey venezolana.
Alma mater
Por su parte, sabemos que el Seminario Diocesano Santo Tomás de Aquino, fue fundado el 02 de febrero de 1925, por feliz iniciativa del Siervo de Dios, Mons. Tomás Antonio Sanmiguel Díaz. Para 1925 la formación sacerdotal obedecía al contexto de su época, las directrices del Concilio de Trento y las exigencias del Episcopado Venezolano.
En efecto, los seminaristas mayores eran enviados a Caracas para completar su formación, será hasta 1950 cuando el II obispo Mons. Rafael Ignacio Arias Blanco, inaugure formalmente el Seminario Mayor de la Diócesis de San Cristóbal, sin embargo, durante muchos años la experiencia de propedéutico fue llevada a cabo como un breve periodo de preparación al Seminario, no mayor a 06 meses de duración, hasta que en 1999-2000 con la llegada del V obispo de la Diócesis de San Cristóbal, Mons. Mario del Valle Moronta Rodríguez, la experiencia del propedéutico se formalizó según las normas básicas para la formación sacerdotal en Venezuela y se consolidó en un lugar y proceso aparte, iniciando en el sótano del bloque Getsemaní, del Seminario Diocesano (1999-2000) para luego pasar a la población de Peribeca en 2003, en una casa perteneciente a la fundación “Rerum novarum” ¸hasta arribar en 2014, a su sede en el Santuario Diocesano del Santo Cristo de la Grita.
Según datos expuestos por el Pbro. Jean Carlos Medina Poveda, han sido responsables de dicha experiencia: Mons. Francisco Escalante (1990-1991) p. Roberth Hernández (1998-1999) p. Victoriano Rodríguez (1999-2001); p. Miguel Villamizar (2001-2003) p. Ever Manolo Quintero ( 2003-2005) p. Luis Homero Guerrero Pernía ( 2005-2012) ; p. Jean Carlos Medina Poveda (2012-2016) ; Pedro Jose Fortoul (2016-2024); Actualmente han sido designados los presbíteros Javier Velásquez y Jhoan Zambrano.
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Ahora bien, nos incumbe en este artículo descubrir el dinamismo del Espíritu en el hecho histórico-vocacional del Seminario en la Grita, por eso, no podemos dejar pasar la fecha que motiva la siguiente crónica. Y es que el curso introductorio fue trasladado al Santuario Diocesano del Cristo del Rostro Sereno en los meses previos al 28 de septiembre de 2014, cuando bajo la guía de los presbíteros, Jean Carlos Medina Poveda, Willy Javier Pernía Duque y el entonces seminarista, Ángel Gerardo Pérez, ingresaron 24 aspirantes al sacerdocio. Hoy uno de ellos el diacono Carlos Eduardo Parra Moreno, preside su primera misa, al celebrar diez años de la presencia del Seminario en la Grita. Frutos de una siembra que ya se empieza a cosechar: trigo maduro para el Señor.
El curso introductorio, es parte del proceso formativo del Seminario y sus objetivos son expuestos en el Proyecto Educativo del Seminario PES (2004) promulgado por el sr. Obispo diocesano, Mario Moronta, en los cuales se invita al candidato a : desarrollar un eje humano cristiano (virtudes donde debe madurar) y un eje sacerdotal (virtudes sacerdotales que debe poner en practica), a fin de vivir la apertura de corazón y la confianza en Dios, para descubrir el sentido de comunión y practicar la amistad sacerdotal. Ambos ejes apuntan al discernimiento de la vocación sacerdotal. (Cfr. Mario Moronta Rodríguez, A imagen de Jesucristo Sumo y eterno Sacerdote, Proyecto Educativo del Seminario Diocesano, San Cristóbal, 2004, Litho arte, pp. 91-98)
La llegada del Seminario acontece también, en medio de la apertura del Santuario Diocesano del Santo Cristo del Rostro Sereno, cuya rectoría fue ejercida por su primer párroco-rector, el Pbro. Jesús Antonio Duque Pérez, de su mano se vivieron grandes acontecimientos en compañía de los integrantes del curso introductorio, como la consagración del Santuario por manos del Excmo. Sr. Nuncio Apostólico en Venezuela, Aldo Giordano, en 2015, la Santa Misa Crismal, las ordenaciones sacerdotales de tres diáconos y otras actividades desarrolladas en comunión y fraternidad.
Dinamismo del Espíritu
Descubrir el dinamismo del Espíritu consiste en interpretar como Dios permite descubrir en el curso de la historia, su acción siempre en favor de la salvación de los hombres. En la Grita, no es mera casualidad que el Seminario Diocesano tenga su sede a los pies del rostro Sereno, pues sin lugar a duda la piedad popular inspirada en el icono tachirense, marca desde el inicio en los candidatos al Sacerdocio: la fe expresada en el consuelo de un rostro que en medio de la adversidad muestra serenidad, la esperanza de un pueblo que camina mirando en la cruz la gloria de la salvación y finalmente el amor que ha de tener cualquier candidato a la configuración con el buen pastor.
Hoy celebramos con gozo, una década a los pies del rostro Sereno, celebramos la huella de la historia en medio de un pueblo que desde siempre ha sido la cuna de la piedad popular, no en vano se escuchó entre los jaureguinos en el año 2014, ¡Que alegría que el Seminario vuelva a la Grita! Ciertamente, que ya no es el Seminario Eudista, pero si es el Seminario, el lugar donde se forman los futuros pastores. Hoy con nuestro pueblo podemos alegrarnos al empezar a ver los frutos de una siembra iniciada desde aquel mismo momento en que el Señor puso su morada en medio del pueblo tachirense.
¡Gozosos caminamos hacia el centenario!
100 años configurando pastores
Leonardo Vivas
