“En verano, si no encontrabas un sacerdote, seguro que lo encontrabas a él”. Este es el recuerdo que el cardenal Víctor Manuel Fernández, ex prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, ofreció sobre Francisco a propósito de los años en que ejerció su ministerio en Buenos Aires.
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El cardenal destacó el incansable compromiso del Papa en “su misión” vivida “con gran esfuerzo, pasión, compromiso” – durante la sexta Misa de los Novendiales, presidida en la Basílica de San Pedro, esta tarde, 1 de mayo, Día de los Trabajadores, que “eran tan queridos por el Pontífice”.
Una respuesta al amor de Dios
La Curia Romana, “comunidad de servicio, llamada a colaborar, cada uno en su propio ámbito de trabajo, en el ministerium petrinum, es decir, en el servicio propio del Obispo de Roma”, participó en la celebración en sufragio por el Pontífice, explicó el cardenal, quien en su homilía también presentó al Pontífice “como trabajador”, describiendo “su trabajo diario” como “una respuesta al amor de Dios” y “una expresión de su preocupación por el bien de los demás”.

Por eso el trabajo “era su alegría, su alimento y también su descanso”, agregó Fernández, precisando que Francisco no se cansaba “de referirse a la dignidad del trabajo” y le sorprendió que alguien lo acusara, en lugar de despreciar “la cultura del trabajo”, de “ser descendiente de piamonteses”, dijo, “que no vinieron” a la Argentina “con el deseo de ser mantenidos sino con un gran deseo de arremangarse y construir un futuro para sus familias”.
La vida de Francisco, un estímulo para los trabajadores
El cardenal, de origen argentino, afirmó que Bergoglio “nunca se tomó unos días libres”, y además “nunca salió a cenar, al teatro, a pasear o a ver una película, nunca se tomó un día completamente libre”. “En cambio nosotros, seres normales, no podemos resistir”, observó Fernández, reconociendo en la vida del Pontífice “un incentivo para vivir nuestro trabajo con generosidad”. Luego una reflexión personal sobre el modo en que el Papa, especialmente en sus últimos años, llevó a cabo su ministerio: “Para mí era un gran misterio entender cómo podía tolerar, aun siendo un hombre adulto con varias enfermedades, cómo toleraba un ritmo de trabajo tan exigente”. En la práctica, el Pontífice «no solo trabajó por la mañana con diversos encuentros, audiencias, celebraciones y encuentros, sino también durante toda la tarde», reveló el cardenal, quien también expresó su opinión sobre la última Semana Santa vivida por Francisco: «Una cosa me pareció verdaderamente heroica: que con las pocas fuerzas que tenía en sus últimos días se fortaleciera para visitar una cárcel».

El trabajo expresa y nutre la dignidad del hombre
La jornada de celebración de hoy dedicada a los trabajadores fue la oportunidad para que el cardenal resaltara que “para el Papa Francisco, el trabajo expresa y nutre la dignidad del ser humano, le permite desarrollar sus capacidades, le ayuda a incrementar las relaciones, le permite sentirse colaborador de Dios para cuidar y mejorar este mundo, le hace sentir útil a la sociedad y solidario con sus seres queridos”. “El trabajo, más allá de las dificultades, es un camino de maduración humana y cristiana”, afirmó Fernández, subrayando que el Pontífice consideraba el trabajo “la mejor ayuda para el pobre” y que “no hay pobreza peor que la que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo”. El cardenal citó en este sentido varios discursos de Francisco, como el pronunciado en Génova, donde recordó que «todo el pacto social se construye en torno al trabajo».

Vía Vatican News