El próximo 17 de mayo, en la parroquia San José en San Juan de Colón, municipio Ayacucho del estado Táchira, será ordenado como sacerdote el diácono Edwin Alejandro Medina García, luego de cumplir sus experiencias pastorales en las diferentes instituciones eclesiales pertenecientes a la Diócesis de San Cristóbal.
Es un joven que inició sus estudios en el Seminario Diocesano Santo Tomás de Aquino a los 11 años y que vive en la gracia de Dios al recibir el ministerio sacerdotal, el cual despertó en su familia, la cual está compuesta por sus padres el diácono permanente, Eudys Medina y Diana García, sus dos hermanos, Gabriel José y María Teresa.
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Acudía en compañía de su abuela y familia a la santa eucaristía, lo que despertó el amor hacia el Señor y querer pertenecer a la Iglesia, de allí su inspiración para convertirse en un pastor al servicio del Señor.

¿Quién fue su inspiración para el sacerdocio?
Una inspiración fue monseñor Juan Alberto Ayala, quien me conoció cuando ingresé al séptimo grado, cuyas enseñanzas me marcaron y ayudaron a forjar mi personalidad. En la adolescencia se observan muchas cosas, se da un crecimiento y ves patrones que puedes seguir, por lo tanto, monseñor fue uno de ellos.
Él fue un sacerdote que influyó bastante en mi formación y se lo agradezco, me enseñó a ser disciplinado, estudioso, responsable, cómo actuar, cómo hablar, entre muchas cosas.

¿Qué anécdota tiene a lo largo de su preparación para el sacerdocio ministerial?
La mejor anécdota que puedo tener es la fe que tienen las personas en Dios. En Semana Santa y tiempo de Adviento y Navidad son muchas las personas que asisten a la Iglesia para confesarse y participar, esto pude verlo cuando estaba en San Antonio, donde en esta zona de frontera son muchos los que acuden a las parroquias.
Esto nos da una muestra de cómo el pueblo quiere ver un sacerdote o un seminarista, que es cercano a ellos, no estar en la sacristía sino acompañarlos, es por ello que los fieles oran por las vocaciones, para que cada vez más haya sacerdotes.

Cuando estaba con los monaguillos en San Antonio, algunos me decían que querían ser como yo, y eso me animó a continuar. A veces el trabajo que se hace uno puede sentirlo como indigno, como si no fuera perfecto para ello, sin embargo, las diversas experiencias lo animan a seguir haciendo todo por Dios.
¿Cómo ha sido la experiencia con el Seminario Menor?
Estar allí fue una bonita experiencia, muchos amigos no son sacerdotes tienen otras profesiones, entonces cuando nos vemos recordamos todo lo vivido a lo largo de los años. Fue algo que me marcó ya que como dice el padre Blanco, el momento de vivir el Seminario es ahora, pues el tiempo pasa y hay que aprovecharlo.

¿De no elegir el sacerdocio, qué carrera habría estudiado?
Cuando estaba en el Seminario Menor, uno se pregunta mucho eso. A mí me gusta mucho la psicología e idiomas. En la prueba Opsu yo presenté para idiomas en la ULA y quedé.
Considero que la rama de la psicología es un área que permite estar más cerca de las personas, conocerlas más para ayudarlas. En cuanto a los idiomas es necesario hablar otras lenguas para comunicarse más aún cuando se está fuera del país. Esto es necesario si llega alguna persona que quiera confesarse y hable inglés.

¿Cuál es el mensaje a los jóvenes que están en el seminario?
A los que están en el seminario en este momento un mensaje de ánimo, a que sigan y no decaigan. Son muchas pruebas, momentos de dolor, de tristeza, también momentos de alegría, momentos de compartir y hay que sacar provecho de ellos.
El que está en el seminario es porque Dios lo llamó, la vocación es algo que se va cuidando y construyendo con ayuda de los formadores, por ello, los animo a que la aprovechen, pues, aunque uno vea que es un tiempo muy largo a la vez es también muy corto.
A los niños del seminario menor con quienes he tenido la oportunidad ahora de compartir con ellos, que aprovechen este estudio que pasa rápido.

¿Qué comenta su familia?
Mi familia está contenta. He tenido la gracia de Dios de tener una familia, primero, muy unida y, segundo, muy católica, donde mi papá es diácono permanente, mi mamá es ministro extraordinario de la comunión en la parroquia en Colón.
He tenido una familia que ha estado siempre en la Iglesia, de hecho, mis abuelos por parte de mi papá fueron los que fundaron la parroquia San José. Por su parte mi hermano estudia en el Seminario y mi hermana cursa estudios de idiomas en el estado Mérida.
Es por ello que considero que somos el fruto de las acciones de mis abuelos, de las oraciones de mi familia y por lo tanto mi vocación se formó en la familia.

¿Lo más difícil de estos años de formación?
Una de las cosas más difíciles fue cuando mi hermano se retiró del Seminario, esto fue algo que me marcó, pues él iba más adelantado que yo, él era como mi apoyo, sin embargo, la gracia de Dios es grande y él volvió. Ahora él es seminarista y yo diácono, por tanto, soy yo su apoyo en este momento.
Maryerlin Villanueva