Durante los días siguientes al fallecimiento del Papa Francisco, cada gesto, cada celebración, cada oración, es dirigida a Dios como una acción de gracias que permanece en el camino de fe y esperanza que nos hace sentir Iglesia en la Iglesia, caminando juntos en la oración, la esperanza y el deseo de ayudar al prójimo.
Una luz se refleja en Roma, en el Vaticano. Miles de personas se aglomeran en la espera de la fumata bianca, siendo esta la continuación del camino de fe que un cristiano debe vivir de la mano con Dios. La espera produce sus frutos y “por sus frutos le conocerán” (Mt 7,16).
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¡Tenemos Papa! La noticia de la elección de S.S. León XIV, nos hace vivir la experiencia del resucitado, de la misión de los apóstoles a través de la historia, del camino recorrido por la Iglesia que sale en ayuda de quienes están desprotegidos, siendo testimonio de vida según lo que nos enseña el Evangelio.
¡Tenemos Papa! Y ello nos debe hacer reflexionar sobre el rol de cada uno de nosotros en este momento espiritual e histórico que nos mueve a caminar siempre más de la mano con el Señor. Es el camino de la sinodalidad, de la esperanza, de regocijo con el Señor; es la fe de un pueblo que, de manera filial, expresa su amor incondicional con el Pastor cercano al pueblo, con el sucesor de Pedro, con el Vicario de Cristo en la tierra.
¡Tenemos Papa! noticia en la cual todos somos partícipes y camino que debemos recorrer juntos con ilusión, transparencia y decididos a servir como discípulos y misioneros. Es el momento de vivir con actitud de fe lo que estamos llamados a vivir y experimentar: la presencia de Dios en nuestras vidas, su abrazo misericordioso y la elección de S.S. León XIV, siervo de los siervos de Dios y el más humilde de sus hijos que nos invita a vivir la paz.
En este año jubilar de la esperanza nos sentimos verdaderos peregrinos, conscientes del amor de Dios para con la Iglesia y para con sus hijos. Oramos por el Papa, los obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas y todo el pueblo santo de Dios, siendo conscientes de la responsabilidad y el compromiso de vida cristiana que tenemos y debemos vivir como hermanos en Cristo, guiados por el Espíritu. Damos gracias a Dios por el regalo tan maravilloso del Santo Padre León XIV. Así sea.
Pbro. José Lucio León Duque Director del Diario Católico