El 2 de julio de 1899, monseñor Críspulo Uzcátegui, Arzobispo de Caracas, presidió el acto de consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento del Altar, una iniciativa del entonces sacerdote Juan Bautista Castro, que buscaba aumentar la fe del pueblo y del clero en un momento histórico de dificultad.
Al celebrar el 126 aniversario de este acontecimiento, el presbítero Jean Carlos Medina Poveda, coordinador de la Facultad de Ciencias de la Religión de la UCAT y vicario de la parroquia Santísima Trinidad de Pirineos se refirió al significado de este gesto.
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“Esta consagración representa un acto de fe: reconocer a Jesucristo en las especies del pan y del vino, y creer que está presente en medio de su pueblo, entregándose como alimento de salvación”
El sacerdote añadió que también implica asumir un compromiso. “En la eucaristía reconocemos la bondad de Dios, que nos ha dado a su hijo para saciar nuestra hambre y nuestra sed. Así como el Señor se nos da generosamente en cada celebración, nosotros, como venezolanos, estamos llamados a imitarlo, entregándonos sin reserva, con amor y esperanza” expresó.
Manifestarla
Al interrogarle sobre cómo se manifiesta esta consagración en la vida diaria, el Padre Medina Poveda dijo que se puede expresar “con alegría y gratitud en cada celebración eucarística diaria. Es un acto de gracia que transforma la vida de cada creyente y se refleja en la unidad que vive y experimenta la Iglesia venezolana, al reconocerse como pueblo elegido por Dios”.

Se refirió a los gestos de la Iglesia y de los fieles que también fortalecen la cercanía y pertenencia a Dios, mencionando la adoración eucarística. “Esta manifestación se hace aún más visible en cada jueves eucarístico celebrado en las comunidades parroquiales, en aquellos templos donde se ha establecido la adoración perpetua y, sobre todo, en cada persona que ha ido reconociendo el valor de la Eucaristía como alimento que fortalece la fe y sostiene el compromiso de vivir la vida cristiana con mayor testimonio”.
Recordarla
Venezuela es el único país del mundo consagrado al Santísimo Sacramento del Altar. Esta particularidad realza la importancia de este acto de fe y fundamenta el valor de conmemorarlo cada año.
“Es de suma importancia esta consagración, no solo porque recordamos un acontecimiento histórico, sino porque constituye una ocasión para renovar el compromiso que como nación hemos recibido: reconocer que el Señor está en medio de nosotros, presente en la Eucaristía, alimentándonos y edificándonos como Iglesia. En esta presencia, nos sentimos acompañados en nuestro peregrinar, cargado de gozos y fatigas, y somos impulsados a profundizar en ese gran don eucarístico que Cristo ha dejado a la humanidad” expresó el Padre Jean Carlos Medina.

Para finalizar, motivó a emprender una formación sólida en nuestras comunidades sobre el significado de esta consagración, lo que implica y lo que debe representar en la vida del creyente. “Se trata de invitar a conmemorar este don de Dios para con Venezuela, cultivando una disposición interior que nos permita celebrar con dignidad y sencillez la presencia real de Jesucristo, Pan de Vida eterna”.
Ana Leticia Zambrano