En la reciente CXIX Asamblea Plenaria, los obispos de Colombia reafirmaron su compromiso de ser “profetas, testigos y servidores de la esperanza” en un país marcado por divisiones y enfrentamientos sociales. A través de un mensaje titulado «Tu futuro está cargado de esperanza» (Jeremías 31, 17), expresaron su preocupación por la persistente fragmentación social, la polarización política, la violencia, la corrupción y el narcotráfico que afectan la convivencia nacional.
Llamado a transformar la mirada hacia la dignidad humana
Los prelados hicieron un llamado a la transformación de la mirada social: “Valorar a los otros en su dignidad inalienable y reconocer los brotes de esperanza presentes en las diversas comunidades y organizaciones sociales”. La intención es fortalecer la empatía y la solidaridad entre todos los colombianos, fomentando una cultura de respeto y justicia social.
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Un compromiso con la unidad y la promoción de la justicia
Ante las heridas abiertas por la violencia y la economía ilícita, los obispos recordaron el llamado del Papa León XIV a ser “promotores y artesanos de la unidad”. Como profetas, anuncian a Cristo vivo, “nuestra esperanza”, mediante acciones y palabras que generen espacios de encuentro, promoviendo la dignidad y la justicia. Además, reiteraron la importancia de respetar la Constitución y las instituciones del Estado como pilares de la democracia, y “llamamos a todos los actores armados a cesar los atentados contra la vida humana y la naturaleza”
En su rol de testigos, los obispos continúan presentes en toda Colombia, fortaleciendo la confianza a través de una cercanía concreta y real en medio de las dificultades. “Cuando el camino se hace difícil, la presencia de la Iglesia fortalece el ánimo y reaviva la esperanza”, afirmaron.
Promoción del diálogo y la reconciliación
Con un espíritu de servicio, los obispos promovieron el diálogo social y pastoral, buscando mejorar las condiciones de vida especialmente para quienes sufren injusticias, violencia y pobreza. Ratificaron su compromiso de “sostener y animar la esperanza del pueblo colombiano, siendo servidores de la unidad, el encuentro, el diálogo, la reconciliación y la paz”, cultivando relaciones interpersonales desarmadas y responsables.
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