El fenómeno de las presuntas apariciones ocurridas en Dozulé», relacionadas con la construcción de una cruz de enormes dimensiones que habría garantizado la remisión de los pecados y la salvación a quienes se acercaran a ella, «debe considerarse, de manera definitiva, como no sobrenatural».
Así lo establece el Dicasterio para la Doctrina de la Fe en una carta firmada por el cardenal prefecto Víctor Manuel Fernández, en la que se autoriza al obispo de Bayeux-Lisieux, Jacques Habert, a emitir el decreto correspondiente. La decisión fue aprobada por León XIV el pasado 3 de noviembre.
En la pequeña ciudad francesa de Dozulé, entre 1972 y 1978, Jesús se habría aparecido 49 veces a la madre de familia Madeleine Aumont, pidiendo la realización de la llamada «Cruz Gloriosa de Dozulé», que nunca se construyó: debía estar completamente iluminada y alcanzar una altura de 738 metros, con brazos de 123 metros, visible desde muy lejos como signo de redención universal. En las últimas décadas se han erigido en varios países del mundo las «Cruces del Amor», reducciones a escala 1:100 de la «Gloriosa».
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Ya en abril de 1983, el entonces obispo diocesano Jean-Marie-Clément Badré afirmaba que «en ningún caso la construcción de una cruz monumental emprendida en Dozulé (…) puede ser un signo auténtico de la manifestación del Espíritu de Dios».
El mismo obispo declaró el 8 de diciembre de 1985: «En cuanto a lo que está sucediendo en Dozulé, la acción y la agitación, la recaudación de fondos por parte de personas que actúan bajo su propia responsabilidad, sin mandato, sin ningún respeto por la autoridad del obispo, […] la propaganda fanática a favor del “mensaje”, (…) la condena sin apelación de quienes no se adhieren a él, me llevan a considerar, en conciencia, que más allá de toda esta excitación, no puedo discernir los signos que me autorizarían a declarar auténticas las “apariciones” de las que se habla».
El actual obispo Habert, basándose en las recientes normas para proceder al discernimiento de los presuntos fenómenos sobrenaturales, ha propuesto al Dicasterio una «declaratio de non supernaturalitate».
«El Dicasterio se lee en la carta del cardenal Fernández— le autoriza a declarar de manera definitiva que el fenómeno de las supuestas apariciones de Dozulé se reconoce como no sobrenatural, es decir, que no tiene un origen divino auténtico».
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