Un antes y un después se escribió a partir del 19 de agosto del 2015, cuando los pasos fronterizos entre Venezuela y Colombia se cerraban de manera temporal, a raíz de la ruptura diplomática entre ambos gobernantes, lo que desencadenó un indetenible declive en el sector comercial e industrial de una de las fronteras más activas de Latinoamérica.
A pesar que 7 años más tarde, los pasos binacionales fueron nuevamente abiertos, los resultados y cambios no han sido como los diferentes sectores productivos esperaban, hasta la fecha solo el 8% del comercio entre San Antonio del Táchira y Ureña se mantiene activo, mientras que en el sector industrial sólo el 30% se encuentra operativo, sin embargo, no están trabajando a toda capacidad.
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William Gómez analista en temas fronterizos explicó que el 22 de septiembre del 2022, cuando se permitió el paso entre Venezuela y Colombia, las expectativas económicas y productivas se mantenían en un alto nivel, hasta la fecha no se han logrado alcanzar las cifras estimadas.
Detalló que a pesar de que la frontera a recuperado la movilidad de personas al igual que el tránsito, en cuanto al movimiento comercial y empresarial sigue en un punto donde solo los pocos intercambios comerciales siguen beneficiando al lado colombiano, “el movimiento que se ve es por movimientos migratorios, personas que van hacer diligencias a Cúcuta, compra de mercancía, pero como tal un incentivo especial que se haya mejorado el comercio que hayan nuevos establecimientos no, todo sigue igual”.

En cuanto a los pocos comercios y empresas que se mantienen operativos, el analista hizo énfasis en que los propietarios deben buscar estrategias financieras para poder seguir laborando puesto que, “tienen una presión por el valor de los servicios públicos, pago a contador, además de los impuestos del Seniat, lo que ha llevado a muchos a pasar del comercio o industria formal a lo informal”, dijo.
Se mantienen
Gómez detalló que del sector industrial los rubros que aún continúan su producción predomina la fabricación de pantalones (jeans), plásticos, metalmecánica, producción de tabaco, cerámica y yeso.
En lo comercial, locales de venta de alimentos, restaurantes, hoteles, servicio de taxis o Uber son otros de los grupos que procuran mantener sus labores en la frontera colombo-venezolana.

Algunas almacenadoras retomaron operaciones tras la reapertura, sin embargo, no han alcanzado el nivel de importación y exportación que habitualmente tenían antes del cierre en el 2015.
Alimentos
Los productos fabricados en Colombia han ganado terreno en los anaqueles, no solo de San Antonio del Táchira y Ureña, también en grandes cadenas de supermercados en San Cristóbal, según expertos el 30% de los estantes de comercios están ocupados por productos colombianos.
A pesar de que este tipo de artículos tienden a presentar un estatus de calidad inferior a los venezolanos, tienden a superar el índice de venta por su economía.

Ante esto, William Gómez aseveró que en las localidades fronterizas del Táchira ya no existen grandes establecimientos de venta de alimentos luego del cierre en 2015, solo hay abastos o pequeñas bodegas, donde los productos colombianos son los de mayor venta.
Aeropuerto
Desde hace más de un año, cuando el Aeropuerto Internacional General Cipriano Castro en San Antonio del Táchira retomó operaciones, el nivel de viajeros se ha ido incrementando significativamente lo que ha generado movimiento en la frontera.

En la actualidad cuenta con más de 10 itinerarios, donde hay vuelos hacia el centro occidente y de Venezuela.
Los habitantes de frontera esperan que el movimiento comercial, industrial y económico de esta importante zona del país recupere su operatividad, aspirando a inversiones y mejoramiento a corto plazo.
Holiancar Contreras
Pasante UFT



