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Trapiche Cacao demuestra que es posible emprender en Táchira

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***Para Juan Camilo, la palabra chocolate significa pasión, cultura, aprendizaje, enseñanza y amor

 

Cuando se trata de emprender en medio de la crisis, sobran los motivos para no hacerlo, pero, hay quienes piensan que esta situación se vuelve una oportunidad, que con el paso del tiempo termina siendo una realidad para beneficios de muchos.

Con un éxodo de más de 4,5 millones de personas y los altos índices inflacionarios, Venezuela se volvió en un destino poco favorable para invertir pero especialmente para quedarse.

Ha sido la juventud la primera en partir, en búsqueda de mejores condiciones de vida, mientras que sus padres, abuelos y demás seres queridos ansían verlos regresar.

El emprendimiento según la Real Academia Española, es el inicio de una tarea que requiere esfuerzo y trabajo, y un ejemplo de ello, es el compromiso que realiza Juan Camilo Restrepo, un joven de 20 años, quien junto a su familia, llevan las riendas de una microempresa llamada “Trapiche Cacao”, que tiene como propósito llevar el sabor del chocolate a todos los rincones de Venezuela.

La idea provino hace cuatros años, cuando en una finca familiar ubicada en La Fría, habían más de 13 hectáreas de cacao abandonadas y sus padres no sabían qué hacer con ellos, pues “ellos solo saben es de peces” dijo.

“A raíz de eso, comenzamos a investigar como era el mundo del cacao, como era trabajarlo, cosecharlo y procesarlo, y poco a poco fuimos aprendiendo el proceso de cacao” destacó.

Cuando iniciaron el proceso, tuvieron que ingresar a la plantación con linternas pues estaba tupido el lugar, y “las poquitas maracas (fruto del cacao), se recogían, se secaban y con ello, mi hermano inventó hacer chocolate en el restaurant”, no creyendo que un par de años después, culminarían con una fábrica de chocolate.

A los meses, realizaron un recorrido en el interior del país, para conocer los lugares donde se procesaba el cacao, tales como, Choroní, Barlovento, entre otros.

“Allí vimos que hacían otras cositas, ponche crema, tortas, y decidimos empezar a probar” indicó.

La elaboración se lleva a cabo en las instalaciones del restauran El Trapiche, cercano a la Iglesia San José, en el centro de San Cristóbal, siendo este lugar uno de los negocios más antiguos de la ciudad de la cordialidad.

“Comenzamos con la preparación en la cocina del restaurant, con un molino a mano, y comenzamos con tres personas, ahora, somos ocho, quien realizan todo el proceso, desde la finca hasta el producto final” expresó.

Tras graduarse de bachiller, aseguró que “dio muchas vueltas”. Comenzó a estudiar en la Universidad Católica del Táchira, donde duró pocos días, luego ingreso a un curso para poder estudiar Medicina en Mérida y allí intuyó que no era lo suyo, regresó su tierra natal, y comprendió que quería dedicarse al chocolate e ingresó a estudiar ingeniería agronómica en la UNET.

¿Por qué emprender?

Sostiene que la crisis del país empeora al escuchar tantas quejas y no soluciones. Vieron este contexto como una oportunidad, pues el cacao “tenía un gran vacío que bien podíamos aprovechar para innovar, nos gustó el proceso, y vimos que podíamos avanzar, que había como presentarse ante un mercado, algo que un Estado en situación normal, es mucho más difícil”.

Se siente apasionado por esta labor, y les dice a las personas que se quedan en el país que “hay mucho que hacer pero hay que verlo y apreciarlo, debemos aprender más de la cultura donde vivimos y ver las necesidades de las personas” añadió.

La competencia no es mucha y la distribución ha ido creciendo, y por ello, el producto ha gustado mucho al público, especialmente a quienes realizar tortas y postres en la región.

Los cortes eléctricos que afectan a la entidad, los considera un problema, pero, “pese a que el chocolate no necesita electricidad porque no necesita refrigeración, las máquinas tienen un riesgo de dañarse, pues si hay más de cuatro, cinco horas sin luz, el chocolate se endurece” precisó.

Es un negocio rentable “que puede mantenerse a flote pese a la crisis” señaló, teniendo en cuenta que “el chocolate no es fácil de hacer, pues un negocio que requiere mucha inversión y ojo técnico”.

Los insumos que utilizan deben traerlos del vecino país, como leche en polvo, maní, relleno. Las maquinarias algunas las ha podido comprar en el país, otras se han tenido que traer del exterior.

El proceso

Relató Restrepo que en la fincha se cosecha el fruto, que desde que florece hasta que se forma “la maraca” puede tardar cuatro o cinco meses. De allí se hace el “descacotao”, para obtener las almendras que luego van a un cajón de madera donde se realiza el proceso de fermentación que tarda seis días, siendo esta la primera fase donde se realza el sabor.

Tras esta labor, se realiza el secado, que en la mayoría de fincas se hace en el piso, pero, ellos la realizan en “carriles aéreos” por cinco días, con el fin de mejorar la calidad del grano, luego esto va al tostador, donde se fija el sabor a chocolate.

Luego de esto, se ejecuta el “descacarillado”, que consiste en partir el grano y pasarlo a dos maquinas, donde se desprende la cascara, que se utiliza para hacer una infusión de cacao y donde sale el nibs de cacao.

Posteriormente se pasa a un molino, y “allí pasa la masa de cacao, porque para ser chocolate debe tener el 1% de azúcar, y finalmente se hace el proceso de hacer chocolate” añadió.

Los productos

Trapiche Cacao ofrece una gama de productos como,  infusión, chocolate con leche, chocolate con maní, chocolate oscuro, y licor de cacao que pueden ser adquiridos en diferentes bodegones como, Detal Granos, Bodegón Las Acacias, La Esquina, en Barrio Obrero.

Maryerlin Villanueva / Diario Católico

 

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