En horas del mediodía del 10 de enero de 2020, en las instalaciones de la Conferencia Episcopal Venezolana, se llevó a cabo la lectura de la Carta Fraterna de los Obispos de Venezuela en ocasión de la CXIII Asamblea Ordinaria Plenaria del Episcopado Venezolano. En nombre de los Arzobispos y Obispos de Venezuela, Mons. Luis Enrique Rojas, Obispo Auxiliar de Mérida, Mons. Cástor Oswaldo Azuaje, Obispo de Trujillo y Mons. Jesús Alfonso Guerrero, Obispo de Barinas, dieron a conocer las reflexiones sobre la situación actual del país para “denunciar la situación de crisis que golpea nuestra nación, que lejos de superarse, se agrava”.
Mons. Luis Enrique Rojas fue el responsable de hacer la lectura de la Carta Fraterna que dirige el episcopado venezolano, “impulsados por la conciencia del deber como profetas que hacen sentir el clamor a nuestra gente”, a los venezolanos que viven y luchan dentro y fuera del país y a los pueblos de América y del mundo, partiendo de la cita bíblica del evangelio “Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin de los tiempos” (Mt. 28,20).
El pueblo es el auténtico protagonista del cambio que necesita Venezuela
Dirigiéndose a los hermanos venezolanos, manifiestan que “el pueblo, con sus diversas expresiones de vida social y cultural, es el auténtico sujeto y protagonista del cambio requerido en Venezuela”, afirmando además que la Iglesia quiere continuar brindando el apoyo necesario a todos, especialmente a los más desfavorecidos y desatendidos en medio de la situación país.
De igual manera, el episcopado venezolano reitera lo expuesto en la exhortación pastoral del 12 de julio de 2019: “Ante la realidad de un gobierno ilegítimo y fallido, Venezuela clama a gritos un cambio de rumbo, una vuelta a la Constitución. Ese cambio exige la salida de quien ejerce el poder de forma ilegítima y la elección en el menor tiempo posible de un nuevo Presidente de la República”, y añaden que el referido cambio presidencial lo posibilitan los artículos 70 y 71 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Exigen, a su vez, que los miembros de la Fuerza Armada se guíen “por la sana conciencia de su deber, sin servir a parcialidades políticas, respetando la dignidad y los derechos de toda la población, como juraron ante Dios y la patria”. Señalan que quienes se dedican a la política, tanto en el gobierno como en la oposición, “han de prestar atención a los clamores de la gente, fijarse en sus necesidades y no en los acomodos que aseguran sus privilegios e intereses particulares”.
Migrantes venezolanos, embajadores de fe y caridad
Dirigiéndose a los venezolanos que se han visto forzados a salir del país para mejorar su calidad de vida, en la Carta Fraterna, los obispos les animan a integrarse e incorporarse a las nuevas culturas, del mismo modo en que ocurrió con los migrantes que, provenientes de diversas partes del mundo, fueron acogidos en Venezuela, logrando así el desarrollo material y humano del país. “No dejen de expresar su testimonio de fe y caridad brindando su participación en las obras de la sociedad y de la Iglesia. Sean siempre embajadores de la herencia recibida de nuestros antepasados”.
A los pueblos de América y del mundo: “escuchen el clamor del pueblo venezolano”
Agradeciendo en primer lugar por el fraterno recibimiento que han tenido los países del mundo hacia los venezolanos, brindándoles la real posibilidad de un trabajo que les permite vivir y contribuir con los familiares que permanecen en Venezuela, el episcopado venezolano también lamenta las actuaciones negativas de algunos venezolanos, así como su rechazo diversos pueblos hermanos. “Rogamos a las naciones que los reciben, prestarles los cuidados y atenciones que les permitan vivir con dignidad, aportando lo que pueden y son capaces de hacer”.
“Les pedimos que escuchen el clamor del pueblo venezolano”, señalan a continuación en la carta. “Ante la declaración de normalidad que las autoridades y medios de comunicación del gobierno proclaman y difunden, denunciamos su falsedad y cinismo. “Es inaceptable que un país con inmensas riquezas materiales, haya sido empobrecido por la imposición de un sistema ideológico, que lejos de promover el auténtico bienestar, ha vuelto la espalda a sus ciudadanos (…) Para quienes hoy están al frente del gobierno, lo que cuenta no es el bien común sino el interés desmedido de riqueza y poder hegemónico, capaz de resquebrajar todo intento de vivir en auténtica democracia”, señalan los obispos.
En su carta, el episcopado venezolano reconoce los esfuerzos realizados por diversas instancias internacionales para atender la situación de Venezuela, y declaran que siguen apostando “al diálogo sincero y a las negociaciones que reúnan las condiciones de respeto a los derechos fundamentales del pueblo venezolano”. Asimismo, afirman que el apoyo internacional “debe orientarse a exigir al actual gobierno venezolano la realización de elecciones libres y confiables, además de una ayuda solidaria y humanitaria para solventar la situación de emergencia de la mayoría de los venezolanos”.
Los Obispos de Venezuela se muestran agradecidos con las Iglesias hermanas de América y del mundo por su acogida, atención y acompañamiento a quienes han emigrado del país. “Somos conscientes de la complejidad de recibir a tan gran número de personas y estamos seguros de que la herencia de una fe vivida y enriquecida por el trabajo en las parroquias, instituciones eclesiales, movimientos de apostolados de muchos de ellos, contribuirá al bienestar de sus comunidades cristianas”.
Finalmente, Mons. Rojas, en nombre del episcopado venezolano, concluyó la carta fraterna implorando la protección de Nuestra Señora de Coromoto, Patrona de Venezuela. (Prensa CEV)