El consumo final de alimentos ha caído entre 25% y 48%, según la categoría, durante la cuarentena nacional, severamente afectado por las restricciones de movilidad, especialmente en áreas como comidas rápidas donde la paralización es casi total.
De acuerdo con información publicada por Banca y Negocios, los proveedores claves de materia prima importada y empaques para el procesamiento de alimentos tienen niveles de inventarios suficientes para un lapso que va desde 1,6 meses hasta un año, según la categoría, así que la mayor preocupación del sector radica en la movilidad del personal y el abastecimiento de combustibles para las plantas.
El reporte obtenido de fuentes directas del sector señala que, a pesar de que el impacto de la pandemia de covid-19 en Venezuela fue sorpresivo, las procesadoras de alimentos pudieron hacer importaciones de materias primas a principios de año, cuando hubo un flujo regular de mercancías, de manera que ante la baja sostenida del consumo, la situación parece bajo control.
Igualmente, la fuente apunta que, hasta ahora, no ha habido grandes problemas para la movilización de mercancía, porque el suministro de diesel se ha mantenido regular, mediante un racionamiento estricto de las reservas; sin embargo, el drama se registra con la flota que se moviliza con gasolina, y que ha obligado a las empresas a manejar operativos especiales con los vehículos disponibles para trasladar personal clave.
Como se trata de un sector estratégico, cuyas operaciones no son restringidas por el estado de alarma nacional, la industria de alimentos ha podido compensar la baja de demanda al detal con mayores volúmenes dirigidos al consumo industrial. Por ejemplo, las ventas de sal industrial subieron 50% en marzo pasado.