Seguimos en cuarentena y lo hacemos confiando nuestro presente y futuro a Jesucristo Buen Pastor que nos llama y reconocemos su voz, su mensaje de salvación y consuelo en sus evangelios que siempre, pero más ahora han sido comunión y alimento espiritual para su redil.
En un ejercicio de la imaginación podemos pensar en Jesús Buen Pastor que nos lleva sobre sus hombros, como cargando una oveja que ha conseguido por el camino desorientada, temerosa y con incertidumbres ante la pandemia que nos azota. Pero confiados sabemos que ahora nos “conduce hacia fuentes tranquilas” (Salmo 22).
En evangelio de San Juan (10, 1-10) hace una considerable invitación a escuchar y reconocer la “voz” del verdadero Pastor, que se entrega por sus ovejas, las conoce por su nombre, camina delante de su rebaño, y da vida en abundancia. Esto es un imperativo llamado a profundizar en la familiaridad con la Palabra de Jesucristo en sus evangelios.
En el tiempo del aislamiento social, y cierre temporal de los templos, el Buen Pastor ha seguido cuidando su rebaño, nunca les abandona. Su “voz” es resuena por todas partes, de diversas maneras, y nosotros hemos reconocido su “voz”, es decir, su Palabra de Vida Eterna y seguimos tras Él.
En este camino, vayamos también junto a la Virgen María en cuyo corazón podemos contemplar el rosto de su hijo, el Buen Pastor.
Pbro. Johan Pacheco
Director de Diario Católico