“Ven, Espíritu Santo, y envía del Cielo un rayo de tu luz.” (Oración al Espíritu Santo). Una luz que irradia en medio de un mundo ofuscado por la pandemia, así como por el materialismo y la falta de esperanza, ante una crisis que agobia y azota a todo el mundo, pero a la vez, una luz que se expande en cada corazón para que cada uno de nosotros seamos testigos perennes del amor de Dios, manifestados en la resurrección de Jesús y en la presencia continua del Espíritu Santo en nuestras vidas. En este domingo se manifiesta la esperanza, la paz y el amor que necesitamos todos en la situación actual mundial y que crece cada vez más por la adhesión a la Iglesia que cada uno experimenta y profesa.
“TODOS QUEDARON LLENOS DEL ESPÍRITU SANTO”
La venida del Espíritu Santo, manifestada en nuestras vidas, es la prueba cierta que la promesa de Jesús se cumple y se hace verdad. Así como los discípulos estaban reunidos en un mismo lugar el día de Pentecostés, se nos pide hoy, unirnos como hijos de Dios, hermanos de Jesús y testigos del Espíritu, para manifestar a todos la alegría que ello nos proporciona. El Espíritu que da vida a nuestras almas, es la fuerza que nos ayuda a caminar en medio de las dificultades, es la constancia que nos impulsa a ser verdaderos discípulos, es la paz que nuestros corazones necesita. Pentecostés da inicio a un camino de fe y esperanza; es el comienzo de la actividad apostólica de la Iglesia, es el itinerario donde podemos llevar el mensaje de salvación a todos.
El Espíritu Santo, fuego y brisa, amor y esperanza, luz y guía, nos da la posibilidad de ser amantes de la oración, fieles discípulos de la Evangelización y sembradores de la paz. Pidamos de corazón al Espíritu Santo que entre en nuestras vidas. Pidamos por aquellos que en su corazón sienten el vacío del amor y la misericordia; de aquellos que por la injusticia deben callar y ser testigos silentes de una pobreza sin retorno; de aquellos que claman al cielo y a los hombres, la misericordia que es menester para fortalecer su propia vida; de aquellos cuyas vidas se encuentran al borde del abismo deseando no caer…ven Espíritu Santo, ayúdanos a ser portadores de la certeza que sólo el Evangelio da a quienes firmemente creemos en él.
Cada uno de nosotros está llamado a proclamar cada día, la petición que nos lleve a sentir la presencia del Espíritu: “ven, Espíritu Santo… ven, Padre de los pobres; ven, dador de los dones; ven, luz de los corazones. En el esfuerzo, descanso; refugio en las horas de fuego; consuelo en el llanto.”
MARÍA SANTÍSIMA, NOS GUÍA EN TODO MOMENTO
En este camino de luz, de paz y esperanza, nos acompaña de la mano María nuestra madre. Hoy, cuando celebramos el Día del Seminario en Venezuela, ella nos motiva y nos guía por el camino justo haciendo de todos y cada uno de nosotros, verdaderos testigos de la presencia del Espíritu Santo en la Iglesia, en cada uno de nosotros. María está ahí, junto a nosotros, junto a sus hijos. Ello es garantía del amor y la inhabitación de Dios en nuestras vidas. “Todos ellos perseveraban en la oración con un mismo espíritu… en compañía de María, la Madre de Jesús…Acudían diariamente al Templo con mucho entusiasmo”. (Hech. 1, 12-14 y 2, 46). Así sea.
Señor Jesús, Maestro del amor y de la vida, te pedimos por nuestro país, por el mundo entero. Estamos en tus manos y en ellas tenemos la confianza de recibir la sanación y la liberación que necesitamos.
Estamos ante ti, como los discípulos y María Santísima, recibiendo el regalo de tu presencia, de tu misericordia, de la nueva creación, de la luz.
Te pedimos por todos y cada uno de nosotros, quienes ratificamos nuestra adhesión a ti y nuestro servicio misionero en pro de los más necesitados.
Te encomendamos los enfermos, los más débiles, los pobres y excluidos. Confiamos en ti y nos refugiamos en tu amor.
Te pedimos por las vocaciones sacerdotales, por cada Seminario presente en Venezuela y en el mundo, por los formadores, seminaristas y cada uno de quienes apoyan y ayudan en el itinerario de la formación sacerdotal.
Señor de la paz, de la salud y de la misericordia, escucha la súplica de tus hijos en esta hora en la que estamos y debemos estar más unidos que nunca. Así es.
#YoMeQUedoEnCasa
#HoyMasUnidosQueNunca
#YoTengoUnAmigoSacerdote
#TuPuedesSerSacerdote
José Lucio León Duque
Sacerdote de la Diócesis de San Cristóbal