Mateo 13, 1 – 23
Salió el sembrador a sembrar.
En la época de Jesús era común que los maestros enseñaran utilizando ejemplos. Muchos de los que escuchaban no entendían a primeras, pero esto generaba curiosidad y los llevaba a descubrir el mensaje que estaba detrás de la narración.
Hoy Jesús se sirve de la parábola del sembrador que salió a sembrar indicando que sucedió con la semilla esparcida, símbolo de la Palabra de Dios: una parte cayó al borde del camino, otra en terreno pedregoso, una parte en las zarzas y el resto en tierra buena.
Muchas veces nuestra mente y nuestro corazón no están bien dispuestos para escuchar la Palabra de Dios, porque estamos repletos de preocupaciones y de angustias que nos absorben y nos distraen. Y por eso la semilla, que es la Palabra de Dios rebota en nosotros y no puede germinar, y por tanto dar fruto. Jesús nos invita hoy a ser tierra buena, generosa, para que su Palabra pueda transformarnos de verdad y así demos frutos abundantes.