30 candidatos al diaconado fueron aceptados por la Diócesis de San Cristóbal a las Sagradas Órdenes, esto como parte de un accionar que prevé la iglesia para adherir a ayudantes que acompañen al presbítero en la labor pastoral y ministerial.
“Los Diáconos ejemplifican el discipulado cristiano siendo un puente entre la iglesia y la sociedad (…) en la congregación, los diáconos enseñan, predican, ofician ceremonias, ofrecen cuidado pastoral y ayudan a los presbíteros a administrar los sacramentos”.
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El obispo de San Cristóbal, Monseñor Mario Moronta encabezó la eucaristía en el templo San Juan Bautista del sector La Ermita y bendijo las vestiduras sagradas de los treinta diáconos que desde ya están comprometidos con y para la iglesia.
“De la misma manera, también los diáconos {deben ser} dignos, de una sola palabra, no dados al mucho vino, ni amantes de ganancias deshonestas, {sino} guardando el misterio de la fe con limpia conciencia. Que también éstos sean sometidos a prueba primero, y si son irreprensibles, que entonces sirvan como diáconos (…) De igual manera, las mujeres deben ser dignas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo. Que los diáconos sean maridos de una {sola} mujer, {y} que gobiernen bien {sus} hijos y sus propias casas. Pues los que han servido bien como diáconos obtienen para sí una posición honrosa y gran confianza en la fe que es en Cristo Jesús” Timoteo 3:8-13.
Monseñor destacó la importancia de este tipo de acciones dentro de la iglesia en el ámbito regional, además de definir que las actividades propias del diácono están bien fundamentadas para que no traspasen los límites para los cuales los presbíteros están preparados.
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“Los diáconos no son sustitutos ni suplentes de los presbíteros, sino ministros con tareas concretas relacionadas con la Liturgia, la Palabra y la Caridad, en comunión con el pueblo de Dios”, acotó.
Acotó que está admisión de las Sagradas Órdenes envuelve una manifestación mística que las personas realizan para ofrecerse a Dios y a la Iglesia para ser y ejercer dentro del ministerio.
“La Iglesia, por su parte, acepta recibir el ofrecimiento y elige al candidato para que se prepare y así recibir el orden sagrado y sea admitido regularmente entre los ministros ordenados”, expresó.
Reiteró la importancia de la participación activa de las familias y cercanos de los candidatos a diáconos además de los presbíteros y las comunidades parroquiales que siempre están dispuestos en todas las actividades de suma importancia para la iglesia y por ende, la Diócesis.
Concluyó dando gracias a Dios por la manifestación de su gracia y pidiendo su fuerza para que los candidatos cumplan con la misión que recibirán con el Diaconado, de igual manera, expresó su deseo de que “Dios siga suscitando vocaciones a las órdenes sagradas, a la vida consagrada, al servicio laical y a la vida matrimonial y familiar”.
Carlos Ramírez