La canasta de supervivencia del Observatorio de la Canasta Alimentaria de Primero Justicia, conformada por un kilo de carne, de pollo, de queso, de harina de maíz precocida, de pasta, un kilo de arroz, un cartón de huevos y un litro de aceite, aumentó 111,7% en noviembre, debido, fundamentalmente, al significativo incremento del precio del dólar en el mercado paralelo, que es la tasa que utilizan los comerciantes para cotizar sus productos como consecuencia de la pérdida de la confianza y del valor del bolívar.
Noviembre arrancó con un tipo de cambio no oficial de 514.194 bolívares en promedio y finalizó con un dólar paralelo en 1.077.539 bolívares. En este período de 30 días, la divisa aumentó 109%, lo que significa que los precios de los alimentos registraron una variación ligeramente mayor.
El diputado José Guerra, economista y coordinador del Observatorio de la Canasta Alimentaria, explica que el aumento superior de los precios respecto al dólar se debe a que los comerciantes calculan los precios no a la cotización del dólar del día, sino que hacen una proyección de en cuánto estará la próxima semana. Esto, para garantizarse la reposición de sus inventarios. Guerra asegura que es una característica típica de economías que han atravesado fuertes procesos hiperinflacionarios.
«La causa de que los precios suban más que el dólar se conoce como sobrerreacción de los precios, cuánto y en qué tiempo se transfiere el efecto de devaluación sobre los precios. En procesos hiperinflacionarios, los precios tienden a subir más porque el que fija el precio no está viendo el de la semana, sino anticipando el precio a futuro. Para reponer inventarios que tiene de materia prima o de bienes finales anticipa que el dólar seguirá subiendo e imputa al precio de lo que está vendiendo un margen superior a la devaluación, precisamente para cubrirse de la devaluación».
Señala que el efecto del aumento del dólar en los precios afecta, principalmente, a los bienes, sobre todo los alimentos y los que tienen un componente importado, como electrodomésticos, aparatos electrónicos y repuestos de vehículos. «Los alquileres, por ejemplo, no tendrían por qué subir porque no tienen un componente importado. Y en el servicio de aseo tiene un efecto indirecto porque el camión utiliza repuestos y cauchos importados».
En noviembre, el Banco Central de Venezuela incrementó considerablemente la liquidez monetaria para financiar los bonos que Nicolás Maduro ha estado regalando a los usuarios registrados en el sistema patria semanas antes de la época navideña y, sobre todo, de las elecciones parlamentarias convocadas por el gobierno para el domingo 6 de diciembre.
Guerra indica que entre el 20 de octubre y el 20 de noviembre la expansión de dinero emitido por el BCV fue de 171%. «Estos bolívares que emite el BCV salen a la calle y la gente no los ahorra porque anticipa que los precios subirán, salen a gastarlos anticipándose a la inflación. Cuando el comerciante recibe el dinero, empieza a comprar dólares para reponer sus inventarios y esto genera una presión sobre el dólar».
«Hay productos que no subieron tan significativamente. Hay servicios, por ejemplo, que aún están congelados. Entonces, en la estructura que conforma el índice de precios, que tiene bienes y servicios, esos precios tiran hacia abajo la tasa de inflación, por lo que probablemente tendremos una inflación inferior a 100%, pero superior a 50%. La hiperinflación, que se había ralentizado, volvió a coger fuerza y exactamente a los tres años de haberse diagnosticado«, agrega Guerra.
Las entidades más caros
En noviembre, el estado más caro para alimentarse fue Nueva Esparta, donde se necesitaron casi 50 millones de bolívares o 46 dólares para adquirir cada semana la canasta de supervivencia medida por el observatorio.
Luego de Nueva Esparta, viene Bolívar, con un costo mensual de 47.726.000 bolívares; Distrito Capital, con 46.951.000 bolívares; Vargas, con 46.134.000 bolívares; y Miranda, con 43.269.000 bolívares.
En la última semana de noviembre, se requirieron en Nueva Esparta 22.630.000 bolívares o 20,89 dólares. Guerra señala que en Sucre, donde se necesitaron 21,42 millones de bolívares, los precios aumentaron más de 100% por la subida del dólar y también por el problema de la gasolina, que obliga a los productores y distribuidores a comprar combustible en el mercado negro a precios que llegan a cuatro dólares el litro.
Barinas fue el estado que registró la canasta más baja en la última semana de noviembre, lo cual se explica por la disposición de alimentos que tiene la entidad, sobre todo de productos del campo como carne, pollo, huevos y queso, que son unos de los rubros más caros de la canasta. En este estado se necesitaron 14.424.800 bolívares.
Fuente: Tal Cual