Debido a las fuertes precipitaciones acaecidas en la ciudad de San Cristóbal, se presentó un significativo deslizamiento de tierra, que ahora permite divisar desde cualquier punto de la ciudad, una mancha roja que se traza sobre el área boscosa en lo alto de la montaña de La Machirí, así lo indicó Cristopher Camargo, Dr. en ciencias forestales y ambientales e investigador del área afectada.
Camargo señaló que desde los días 18 al 23 de agosto del año en curso, se desarrolló un movimiento de masa compuesto por rocas, suelo y cobertura vegetal boscosa, específicamente en el Páramo Moraleño de la Sierra La Maravilla, parte alta de la microcuenca de La Machirí, perteneciente al Parque Nacional Chorro El Indio, producto de las continuas lluvias que saturaron los suelos aunado a las altas pendientes que dejaron como resultado una “especie de cicatriz roja y alargada” en el área afectada.
Lea también: Programa Nacional de Formación para Técnicos Dentales gestionará Fundación de la Familia Tachirense
La misma, se halla entre 2.095 y 2.270 metros de altitud, con una pendiente que oscila entre 50 y 75% (pendientes elevadas), un largo y ancho aproximado de 280 y 47 metros (en su sección más amplia), respectivamente, un área estimada de 1,06 hectáreas -equivalente a una cuadra- (considerando la curvatura del relieve), y un posible volumen removido (si se considera un metro de profundidad) de 5.864 metros cúbicos (sin tomar en cuenta la densidad del material involucrado), detalló el especialista.
Indicó que la microcuenca de La Machirí, ha presentado y aún presenta, procesos de cárcavas y surcos (tipos de erosión hídrica), que ha conllevado a múltiples estudios técnicos y académicos a partir de los años 70 hasta nuestros días. En cuanto al evento natural reciente, comentó que este no presentó daños a estructuras o un daño extensivo que requiera obras de ingeniería para su estabilización o reparación, solo se trata de un “daño ambiental”, pues la magnitud del movimiento destruyó una hectárea de bosque aproximadamente y aportó sedimentos a la red de drenaje, puntualizó Camargo.
Resaltó que, si bien es cierto que los movimientos de masa son procesos importantes en los países andinos y literalmente significan una carga pesada para sus habitantes, el deslizamiento rotacional en El Moraleño no implica tales connotaciones, debido a que está aislada en la montaña, y podrá recuperarse a medida que la vegetación lo cubra con el pasar del tiempo, agregó el especialista.
Camargo añadió que la coloración marrón-rojiza que se destaca al observar la montaña a lo lejos, se debe a la formación geológica La Quinta y está compuesta por rocas “limolitas”, que junto a las “lulitas”, dan origen y características a los suelos, los cuales presentan texturas arcillosas y elevan la susceptibilidad a que áreas inclinadas como la mencionada presenten deslizamientos, precisó.
El especialista, destacó que hay un aspecto que no puede obviarse en el estudio de este tipo de fenómenos y es el cambio climático, una variable que tiene impacto en los suelos, ya que influye en los cambios de temperatura y humedad de los mismos, que incrementan los riesgos, además de que se prevé un aumento en la intensidad de precipitaciones y de la frecuencia de fenómenos extremos para los próximos años, concluyó.