El 24 de abril de 1964, la Asociación de Promoción de Educación Popular –APEP- fue fundada por el sacerdote belga Monseñor Emilio Blaslov quien, cuando llegó a Venezuela en 1955, se percató de las carencias del país y de la necesidad de desarrollar el trabajo técnico entre la población.
Para Monseñor era urgente promover el desarrollo económico, y la prosperidad de los más necesitados, convirtiendo esto en la misión que ha guiado el camino de la institución.
La APEP hoy día tiene presencia en todo el territorio nacional con más de 136 centros educativos, donde ofrecen a niños, adolescentes, jóvenes y adultos, formación técnica en oficios prácticos que les permiten insertarse en el mundo laboral, ya sea como empleados o como microempresarios, mejorar su calidad de vida y superar las dificultades económicas.
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En la actualidad atienden a más de 65.000 estudiantes de todos los niveles de educación: preescolar, básica y media diversificada, con programas de formación para el trabajo en las áreas industrial, comercial y del hogar.
La situación generada por el COVID-19, les hizo reinventarse y llevar la escuela a cada hogar, poder acompañar a los estudiantes en la distancia ayudando a que la educación para el trabajo y el emprendimiento se trasladaran hasta allí.
La APEP confiada en la acción del Espíritu Santo, apegada la iglesia católica y adscrita a la Conferencia Episcopal Venezolana -CEV-, espera poder seguir aportando conocimiento y desarrollando destrezas para el trabajo en Venezuela.
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Su coordinadora a nivel nacional, Salome Pazos Colorado, explicó que el estado Táchira cuenta con cinco centros APEP, los cuales se encuentran, dos en San Cristóbal, uno en Pregonero, municipio Uribante; uno en San José de Bolívar, en Francisco de Miranda; y otro en La Grita, municipio Jáuregui.
En la ciudad capital, la APEP se encuentra anexa al colegio San Juan Bautista en el sector de La Ermita, y al colegio Monseñor Arias Blanco, en La Concordia.
De acuerdo a lo expresado por Pazos, la APEP se desenvuelve a través de los centros taller, donde los docentes, adscritos a nómina, enseñan diversos oficios a los jóvenes que participan de él.
Talleres
Explicó que cuentan con tres modalidades de funcionamiento, entre ellos, el centro-taller, los cuales atienden solo su nómina propia. Los mismos están dentro de una escuela católica.
Esto permitirá que los jóvenes desarrollen destrezas a través de la “espiritualidad del trabajo”.
“Lo que se busca es que el trabajo te dignifique, que el niño aprenda la importancia del trabajo, dejando de lado la idea de que el trabajo es un fastidio o esclavitud”, expresó la coordinadora.
También cuentan con el Centro Taller Nuclearizado, el cual quiere decir que, no hay aún alumnado propio, sino que los estudiantes provienen de diversas escuelas, quienes asisten una vez por semana bien sea en el turno de mañana o tarde.
Los talleres cuentan con diversas áreas, entre ellas, industrial, comercial y hogar. En las mismas se dictan carpintería, electricidad, mecánica, madera, metal-madera, electrotécnica, instalaciones sanitarias, reparación de electrodomésticos, refrigeración y dibujo técnico.
En el área comercial está contabilidad, secretariado, turismo, informática. En el área de hogar, está cocina en sus distintos niveles, costura, tejido, manualidades en sus diferentes niveles, y cerámica.
“En algunos sitios se trabaja barbería o peluquería, que es un añadido del área de hogar, bisutería en algunos sitios se ha presentado la oportunidad, y hasta piñatería”, dijo. Los programas han sido modificados de acuerdo a las necesidades que se presenten en cada estado.
Por más de ocho años han trabajado con Banesco, para impulsar a los adolescentes como microempresarios, ya que esto permitirá que tengan un oficio, cuyos conocimientos le permitirá desenvolverse en la vida.
“Se busca que ellos se puedan proyectar con los conocimientos adquiridos, y así puedan montar su pequeña empresa calculando todos los costos reales de lo que van hacer”, expresó.
APEP se encuentra en todos los estados de Venezuela salvo Amazonas y Delta Amacuro. Aun así, espera que en un momento determinado puedan establecerse en estas dos regiones.
Reducción
El sacerdote belga Monseñor Emilio Blaslov fundó un total de 220 centros, y a la fecha solo se cuentan con 136. La reducción de los mismos obedece a la falta de capacidad de plantilla, o ausencia de materia prima.
Y es que la enseñanza se realiza a través de la demostración, por lo tanto, en ocasiones no se cuenta con los materiales para ejecutar las tareas. Sostuvo que el 80% de los jóvenes que atienden pertenecen a la escuela pública.
Pazos comentó que, si bien las redes sociales han promovido que los menores de edad quieran dedicarse a las tecnologías, descartando las opciones de las carreras universitarias, un grupo mayoritario busca aprender un oficio en el menor tiempo posible.
“Nosotros estamos dentro de las primeras opciones que quieren los chamos. Los chicos quieren aprender cosas rápidas con las que puedan ganar dinero. Y entre ellos está el aprendizaje de un oficio. Lo que pasa es que vemos los oficios como algo tradicional, el carpintero y el herrero, pero es que los oficios son múltiples. Y dentro de ellos están los nuevos oficios que están ligados a las tecnologías, que forman parte de ellos”, apuntó.
Afirmó que más del 51% de la población juvenil quiere aprender algo con rapidez, para poder ingresar al mundo laboral.
“Nosotros somos parte de la respuesta de lo que el joven está buscando. Es tanto así, que dentro del diseño existe lo que antiguamente nosotros llamábamos tercer turno, que serían los cursos abiertos a la comunidad”, acotó.
Aprendizaje
Por su parte, Zulay Contreras, coordinadora regional pedagógica, indicó que la vida es un aprendizaje, el cual hay que cultivar y enriquecer.
“Es importante seguir formándonos porque el producto va hacia el niño, hacia el joven, que es lo importante para nosotros”.
Maryerlin Villanueva