La Iglesia en Venezuela se prepara para celebrar, en julio de 2020, la II Asamblea Nacional de Pastoral, un espacio de comunión y participación en el que se renovará el compromiso evangelizador para asumir los desafíos de la Venezuela de hoy. En tal sentido, es importante conocer más sobre la historia de este punto de encuentro y diálogo entre obispos, presbíteros, diáconos, consagrados y fieles laicos de toda Venezuela.
La I Asamblea Nacional de Pastoral, se llevó a cabo del 06 al 08 de noviembre de 2015 en la Universidad Católica Andrés Bello. Previamente, se realizaron asambleas parroquiales, diocesanas y provinciales en las que participaron sacerdotes, religiosos y laicos junto a sus obispos para discutir la realidad que presentaban sus instancias, bajo el lema “Renovando la misión de la Iglesia en Venezuela”.
Durante esta I Asamblea Nacional de Pastoral, la Iglesia en Venezuela identificó cuatro grandes dimensiones de la evangelización: el Anuncio, la invitación a ser una Iglesia en estado permanente de misión; la Comunión, que pide vivir la espiritualidad en fraternidad desde los diversos carismas y ministerios; el Servicio, fundamento de la Iglesia que nos recuerda el sentido social de la fe; y la Formación, a la cual somos llamados como bautizados y discípulos de Jesús.
Esta vez, la ANP se enfoca en la parroquia como centro de la vida y labor cristiana, con el lema: “una parroquia misionera en salida para nuevos tiempos, desde una Iglesia en Comunión”. En este espacio de encuentro, la Iglesia en Venezuela se compromete a ejercer su ministerio apostólico con acciones concretas para lograr una sociedad más justa, más solidaria y más humana, haciendo a un lado la mundanidad espiritual, la cultura del descarte y todos los vicios eclesiásticos que la alejan del testimonio cristiano que debe profesar.
La II Asamblea Nacional de Pastoral permitirá experimentar la exhortación del Papa Francisco a vivir la sinodalidad, el caminar juntos, y promover caminos de conversión pastoral para lograr una Iglesia dispuesta a la misión, que cuide y proteja la casa común, que se done a los más frágiles y desfavorecidos y muestre el rostro misericordioso de Dios. (Prensa CEV)