El Secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin calificó como repgunante las amenazas sobre el uso de armas nucleares en contra de Ucrania, sosteniendo que, el conflicto en Europa ha migrado a una dimensión que no se ha visto antes.
“Mediante la modernización y la expansión de los arsenales nucleares, estos Estados siguen confiando en la disuasión atómica, en lugar de cumplir con sus obligaciones de desarme en virtud del artículo VI del Tratado de No Proliferación Nuclear” dijo.
El pasado mes de agosto, los Estados firmantes del acuerdo de 1968 para regular y estabilizar los arsenales se reunieron en la décima conferencia de revisión del tratado y no consiguieron llegar a un acuerdo sobre un documento común. Una circunstancia que la Santa Sede siguió con preocupación. Incluso si el borrador hubiera sido aprobado, subrayó Parolin, la falta en el texto de nuevos compromisos significativos en materia de desarme no habría acercado a la humanidad a un mundo sin armas nucleares.
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Sin embargo, el régimen de desarme nuclear no carece de dirección. El pasado mes de junio, los Estados Partes del Tratado de Prohibición de las Armas Nucleares (TPNW) adoptaron una Declaración y un Plan de Acción que garantizan que se pueda avanzar en el desarme nuclear, especialmente en los ámbitos de la verificación, la asistencia a las víctimas y la recuperación del medio ambiente. Esfuerzos que para la Santa Sede deberían hacer también las potencias nucleares, independientemente de su posición sobre este Tratado que no han firmado.
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Otro objetivo es vigorizar los esfuerzos para que entre en vigor el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares de 1996, que aún no ha sido ratificado por ocho Estados signatarios, y relanzar las negociaciones para los tratados de gestión de material físil y sobre las garantías de no utilización de arsenales. Sin avances tangibles hacia estos fines, reiteró el Secretario de Estado de la Santa Sede, el sistema actual corre el riesgo de erosionarse. Mientras existan las armas nucleares, no se puede descartar la posibilidad de que sean usadas y esto, como dijo el Papa Francisco en Hiroshima en 2019, «amenaza todo futuro posible para nuestra casa común».
Con información de Vaticans News
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Maryerlin Villanueva
Periodista Diario Católico