Los refugios que atienden a los caminantes venezolanos se encuentran en crisis, especialmente los que se encuentran en la ruta Cúcuta-Bucaramanga, esto motivado a presiones de los vecinos que no están de acuerdo con su funcionamiento y la falta de recursos.
El refugio de La Corcova cerró sus puertas, siendo administrado por la fundación Tierra Feliz, y estaba ubicado entre el páramo de Berlín y Bucaramanga, tras no poder continuar con sus labores por la ausencia de “aportantes”.
Estos sitios brindan a diario comida y hospedaje a los miles de ciudadanos que escapan del país en búsqueda de mejor calidad de vida en otras naciones de Suramérica.