Pensar en la conversión a una nueva pastoral urbana o de la ciudad, incluye un movimiento misionero a las periferias humanas y sociales. En los siguientes seis artículos propondré seis pasos para un camino de conversión pastoral en el ámbito de lo urbano. Hoy les hablaré sobre el primero: el llamado a ir a la periferia donde Dios acompaña la vida de los más necesitados en la vida urbana.
Periferias
La palabra “periferia” se abre a muchas miradas del mundo urbano, donde el Evangelio es necesario sembrarlo desde una creatividad pastoral. Hablar de periferia es hablar de los que sufren la soledad, la tristeza (ansiedad y depresión), los alejados, los pobres, y los migrantes.
El documento de Aparecida es quien comienza a prestar atención fuerte a las periferias y mueve a la Iglesia latinoamericana a dirigirse a ella, luego con el Papa Francisco en su plan pastoral para la Iglesia universal con Evangelii Gaudium, lo presenta como una opción para la pastoral eclesial.
En el nº 78 Aparecida habla de “la violencia común, sobre todo en la periferia de las grandes ciudades”, es necesario llegar a todos los habitantes de la ciudad y sus periferias, barriadas y zonas lejanas, gente creyente y no tan creyente, buscando hacer presente la Iglesia de Jesucristo entre las casas de estas periferias urbanas. Una forma importante es mediante el impulso del movimiento de las Comunidades Eclesiales de Base desde una renovación de las parroquias.
Conversión
El estado de misión debe ser un permanente movimiento que atraviese la evangelización de las ciudades, esto implica, el paso de una pastoral autorreferencial, sedentaria y estática a una abierta, itinerante y extática, buscando “ir hacia todos” y “llegar a todos”, que quede marcada cuando los agentes pastorales (pastores) y eclesiales (laicos) verifiquen la urgencia de llegar a los últimos, a los olvidados, aquello que Dios nunca olvida.
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Referente
Jesús el primer y gran evangelizador, que nació en un suburbio pobre y desconocido en el Imperio romano, actuó en los pequeños pueblos de Israel y murió crucificado en un arrabal de Jerusalén, fue quien impulsó un cristianismo hacia “adentro” y hacia “fuera”, el de afuera hacia las periferias de Palestina y Roma. La vida de la Iglesia de ayer y hoy se mueve en esta dialéctica de comunión que reúne y misión que envía y sale.
Criterios
Un criterio importante para la Pastoral Urbana es el movimiento permanente, “un ir y venir”, un ir hacia las periferias humanas, y convocar a un centro cristológico y eucarístico. En otras palabras, es una pastoral que llame a ser “discípulo” con un dinamismo “centrípeto” movido por la comunión con Jesús, es decir, que mueve hacia el centro (Jesús) mediante el encuentro y los envía como “misioneros centrífugos”, saliendo del centro para ir a evangelizar esas periferias necesarias de anuncio.
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Esta idea la tomó de Aparecida (2007) en el nº 163 donde indica que: “La comunión y la misión están profundamente unidas entre sí. La comunión es misionera y la misión es para la comunión”, concebir la Iglesia desde una nueva pastoral urbana, es mirar esta doble perspectiva eclesiológica y misionera.
Es urgente salir al encuentro de las personas, familias, comunidades, pueblos en donde Dios está y actúa para compartir la plenitud del encuentro con Cristo, “es necesario acudir en todas las direcciones” (Aparecida 548).
Pbro. Jhonny Zambrano