“No puede haber verdadera paz sin justicia climática, y no puede haber justicia climática sin paz”. Es “una verdad simple pero urgente”, afirman en un comunicado conjunto los secretarios generales de Caritas Internationalis, Cisde (Coopération internationale pour le développement et la solidarité) y Pax Christi International.
“Como representantes de redes católicas globales comprometidas con la paz, la justicia y el cuidado de la creación, unimos nuestras voces”, escriben en el mensaje titulado “Peregrinos de esperanza por un mundo justo y en paz”, y presentado en un encuentro en línea.
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El texto recoge los temas más urgentes a considerar de cara a la 30ª Conferencia de las Partes de la Convención de la ONU sobre el Cambio Climático (COP30), que se celebrará en la ciudad amazónica brasileña de Belém entre el 10 y el 21 de noviembre.
Crisis entrelazadas
“Las crisis combinadas del colapso ecológico, de un orden global fragmentado y de una pobreza extrema implacable explican las redes católicas no son problemas paralelos: son hilos entretejidos de una amenaza global compartida. No estamos simplemente enfrentando una crisis de emisiones de gases de efecto invernadero, una confluencia de conflictos fronterizos o ciclos de pobreza regional. Enfrentamos una convergencia de sufrimiento masivo presente y de riesgos futuros, perpetuada por un sistema político y económico que amenaza con desintegrarse por completo”.
Esta situación, señalan, es consecuencia «del rechazo colectivo a pensar en las generaciones futuras» (Laudato si’ 159), de la codicia (LS 9), de la miopía (LS 32), y para resolverla es necesaria «una nueva solidaridad universal» (LS 14). Cada vez resulta más evidente, además, que «el cambio climático ya está intensificando los conflictos en todo el mundo», una tendencia peligrosa que se espera se agrave con el aumento continuo de las temperaturas globales.
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