En esta oportunidad les invitaré a conocer sobre la formación de la identidad de la Clase Dirigente en cuatro ámbitos: lo humano, lo cristiano, lo eclesial e intelectual.
Identidad humana
Es la base fundamental, ya que nos une a todos los seres humanos por el don de la vida recibido de Dios. La identidad humana no es dato físico, corporal, sino sobre todo psicológico y espiritual, es decir, depende de cómo nos vemos y cómo nos ven los demás, tiene que ver con la conciencia de los propios defectos y virtudes. Fin al punto de ver la propia humanidad sólida y libre, capaz de trascender y de donarse.
Esto ayudará a vencer la corrupción que radica en una humanidad no integral. Tenemos que construir una antropología que oriente nuestra praxis. Una buena dosis de las ofertas de formación para una Clase Dirigente tiene que ser dadas desde esta perspectiva. Es necesario recordar que toda identidad debe estar articulada a la identidad humana que es la base.
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Identidad cristiana
Tiene que ver con la permanencia de lo verdadero en el conocimiento y de lo bueno en la voluntad. Esto ayuda a reafirmar las convicciones o revisarlas si están en el error, ayudando a mantener un proyecto que conecte con esta identidad que marca su recorrido hacia la verdad y bien absoluto: la Encarnación de Dios Hijo.
Es una identidad religiosa marcada por la filiación en una relación con nuestro Padre Dios. No es solo reconocer la Encarnación, sino también la humanización del hombre, de modo que esta identidad se abra a la transcendencia de Dios y a la trascendencia del hombre por medio de su libertad en la historia.
Esto se hace tangible, cuando Cristo nos invita a identificarnos con la necesidad del vulnerable, donde Él ha revelado su presencia. Esta identidad cristiana debe abordar los fines de la sociedad y la convivencia humana a partir de la reflexión transmitida por el humanismo cristiano que se origina en los Evangelios y la DSI, teniendo como ejes principales la dignidad de la persona y el bien común.
Identidad eclesial
Está marcada por la necesidad de la cooperación humana que brota de una comunidad, donde se vive la experiencia con Jesús de ser discípulo misionero. Ella se construye desde el amor fiel de Jesús Eucaristía que ontológicamente transforma la vida del discípulo misionero, haciéndolo crecer en la vida de amistad en comunidad que busca un fin común, y esto se logrará siendo parte de la Iglesia.
Amar a la Iglesia no es ignorar sus infidelidades, al contrario, ser consciente de ellas y trabajar para que esa infidelidad se convierta en fidelidad por el arrepentimiento, por el cambio de actitud hacia conductas evangélicas.
La catolicidad de la Clase Dirigente consiste en vivir su vocación política, desde la fe en Jesucristo y su enseñanza, que no se cierran al intimismo, sino que se abren al mundo. Por ello, el signo de la fidelidad católica a Cristo está en la caridad de las palabras (ortodoxa) y de las obras (ortopraxis) al servicio a los pobres.
Identidad intelectual
La vocación política requiere conocimientos especializados en los campos de la economía, el derecho, la filosofía política y las ciencias políticas.El conocimiento puede llevar a desplegar la concepción del ser humano, donde no sea considerado objeto, sino sujeto dotado de inteligencia, voluntad y libertad. Así pueda enfrentarse a situaciones particulares con autodeterminación consciente y libre capaz de ser parte de la propuesta.
Pero a esta competencia debe unirse el estudio de la teología, una tarea urgente y necesaria, ya que los problemas que se enfrentan en Venezuela requieren una relación de la fe con el mundo moderno como lo anuncia Gaudium et Spes.
Medios
La formación de la Clase Dirigente supone fundamentos en los principios del Evangelio. Esto llevará a un respeto profundo por el otro en la libertad de expresión haciendo del Estado un instrumento de bien común. Un elemento esencial de la Clase Dirigente debe ser el estudio y la investigación de la DSI, que guiará y clarificará su conciencia, frente a los desafíos que amerita Venezuela en la actualidad.
Responsables
Ahora ¿quiénes son los responsables de hacerlo y de qué forma? La conciencia política sanamente orientada supone el encuentro de lo moral y de lo técnico; cuando la técnica política es llevada por laicos y la moral relegada a los sacerdotes, el encuentro de ambas disciplinas se vuelve imposible.
Así, si los sacerdotes están poco preparados para entender los problemas sociopolíticos y el laicado poco formado en las exigencias de la moral, es aún más difícil. Entonces es necesario caminar juntos, laicos y sacerdotes, desde una reflexión sobre las exigencias cristianas y sociopolíticas que nacen a los textos eclesiales, marcadas por sus límites y siendo fermento de novedad y creatividad.
Conclusión
La formación de la identidad de discípulo misionero de la Clase Dirigente debe tener en armonía estas cuatro dimensiones, que lleve al discernimiento de las alternativas sociopolíticas desde el espíritu del Evangelio; para hacer comprender la necesaria renovación de la sociedad venezolana en cada sector, pueblo, región y estado. Ella se manifestará en la apertura y compromiso con la humanidad, defendiendo su dignidad humana y sus derechos en la permanente lucha contra el egoísmo, el poseer, la corrupción y la destrucción del prójimo, para buscar el bien común.
Pbro. Jhonny Zambrano