La tercera ronda del diálogo entre la gestión de Nicolás Maduro y la oposición de Venezuela concluyó este lunes sin acuerdos destacados pero con una condena de parte de ambas delegaciones ante la «xenofobia y violencia» ocurrida en Chile contra migrantes venezolanos.
«Las delegaciones expresaron su rechazo a las acciones de xenofobia perpetradas contra venezolanos en Chile, las cuales constituyen una violación de los Derechos Humanos», relataron en un comunicado conjunto al concluir en Ciudad de México la tercera ronda de negociaciones, arbitradas por Noruega.
Los hechos sucedieron el pasado sábado al término de una multitudinaria marcha contra la migración irregular en la ciudad de Iquique, norte de Chile, que convocó a alrededor de 5.000 personas, tras la cual un grupo de manifestantes quemó las carpas que eran utilizadas por extranjeros para pernoctar en plazas y playas.
El presidente de Chile, Sebastián Piñera, condenó «categóricamente» este mismo lunes «la brutal agresión que una turba descontrolada cometió contra un grupo de migrantes irregulares» y prometió que no habrá impunidad.
Tanto la delegación del Gobierno venezolano, liderada por Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional, como la de la oposición, representada por el empresario Gerardo Blyde, rechazaron «la campaña de odio emprendida contra los venezolanos en diversos países».
Sin grandes acuerdos
Más allá de su condena, esta tercera ronda que arrancó con retraso el sábado por varios contratiempos, concluyó este lunes sin grandes acuerdos.
Esta fase de contactos debía versar sobre una reforma judicial en Venezuela pero en el comunicado conjunto se limitaron a expresar que «se acercaron posiciones en la búsqueda de soluciones a los desafíos en materia social, económica y política».
El mismo Maduro había expresado su deseo de alcanzar «nuevos acuerdos» en la tercera ronda de diálogo con la oposición.
Pero el único pacto anunciado fue «realizar en lo inmediato» consultas con actores políticos y sociales nacionales e internacionales, si bien no dieron más detalles.
Asimismo, coincidieron «en la necesidad de asegurar un enfoque de género en el desarrollo del diálogo».
Durante la lectura del comunicado, en la que participó el jefe de la delegación noruega, Dag Nylander, no se detalló la fecha de la que sería la cuarta ronda de negociaciones.
Retraso
Esta tercera ronda arrancó el sábado con un día de retraso, ya que la delegación del Gobierno plantó el viernes a los opositores.
El diálogo se pudo retomar después de que Noruega, árbitro en las negociaciones, reafirmara su «imparcialidad» tras las polémicas palabras de su primera ministra, Erna Solberg, quien criticó ante la ONU las violaciones de derechos humanos en Venezuela, algo que no gustó al chavismo.
Además, en los días previos la administración madurista acusó a Estados Unidos de dar órdenes a la oposición «sobre qué hacer en la mesa de diálogo».
Y anunció por sorpresa el nombramiento del empresario colombiano Alex Saab como miembro de su delegación, pese a estar preso en Cabo Verde, a la espera de si es extraditado a Estados Unidos.
Los diálogos arrancaron el pasado 13 de agosto en el Museo Nacional de Antropología de México tras los fracasados acercamientos de los últimos años en Barbados y en República Dominicana.
Ese día, el oficialismo y la oposición firmaron un memorando con siete puntos a tratar: derechos políticos, un cronograma electoral con garantías, respeto al estado de Derecho, el levantamiento de sanciones, la renuncia a la violencia, medidas de protección social y garantías de implementación de lo acordado.
Aunque las conversaciones iniciales se alargaron hasta el 15 de agosto, no fue hasta la segunda ronda de contactos, entre el 3 y el 6 de septiembre, que se cerraron los primeros acuerdos.
En ese encuentro pactaron reivindicar de manera conjunta la soberanía venezolana sobre la Guayana Esequiba, disputada entre Venezuela y Guayana, y un «acuerdo parcial para la protección social del pueblo» a fin de que el Gobierno de Maduro pueda recuperar activos congelados en el extranjero.