“Recordemos siempre que nuestra vocación, bien sea a la vida sacerdotal o a la vida familiar, viene de Dios. Es Él quien nos llama. Y nosotros debemos estar siempre unidos al Señor, en primer lugar, a través de la oración, pidiendo la fortaleza y la luz para lograr la misión que se nos encomienda”
El amor es más fuerte que el mal. Debemos hacer silencio para poder escuchar el grito de inocencia de Dios que dice “No fui yo quien inventó la muerte, no fui yo quien inventó el mal, no fui yo quien inventó el dolor
Simón (el zelota o el cananeo) y Judas Tadeo (no el Iscariote) fueron apóstoles de Jesucristo. Las Sagradas Escrituras no ofrecen muchos detalles sobre sus vidas, pero versiones históricas señalan que recorrieron juntos las provincias del imperio persa llevando el mensaje de salvación y sufrieron el martirio en la ciudad de Suanis
“Recordemos siempre que nuestra vocación, bien sea a la vida sacerdotal o a la vida familiar, viene de Dios. Es Él quien nos llama. Y nosotros debemos estar siempre unidos al Señor, en primer lugar, a través de la oración, pidiendo la fortaleza y la luz para lograr la misión que se nos encomienda”
El amor es más fuerte que el mal. Debemos hacer silencio para poder escuchar el grito de inocencia de Dios que dice “No fui yo quien inventó la muerte, no fui yo quien inventó el mal, no fui yo quien inventó el dolor
Simón (el zelota o el cananeo) y Judas Tadeo (no el Iscariote) fueron apóstoles de Jesucristo. Las Sagradas Escrituras no ofrecen muchos detalles sobre sus vidas, pero versiones históricas señalan que recorrieron juntos las provincias del imperio persa llevando el mensaje de salvación y sufrieron el martirio en la ciudad de Suanis