La casa hogar dirigida por el padre Franco Lanza desde hace 17 años en los páramos andinos del estado Táchira, atiende ancianos y niños vulnerables. Pese a las dificultades generadas por el Covid-19, la casa hogar “no deja de ser una esperanza”, publica el portal Aleteia
La conmovedora imagen de un sacerdote venezolano solicitando alimentos y medicinas para ancianos y niños especiales, está dando la vuelta al mundo desde mediados de junio. “La casa hogar necesita de tu ayuda. Colabóranos con lo que puedas”, dice la pancarta sostenida por el padre Franco Orangel Lanza Urbina, fundador de la casa hogar “El Carpintero de la Montaña”, ubicada en San José de Bolívar (Táchira) Venezuela.
No es la primera vez que el padre solicita comida y medicamentos en las calles y avenidas tachirenses. En muchas ocasiones se le ha visto con un megáfono implorando la colaboración para que niños y ancianos rescatados de condiciones paupérrimas puedan recibir un poco de dignidad. Hasta ha vendido “perros calientes” para poder cubrir los gastos mensuales de la casa hogar. Pero la llegada de la pandemia los tiene apretados.
Fundada el mismo día de su ordenación
“No es un ancianato, es una casa hogar y estamos próximos a cumplir 17 años”, dijo muy emocionado el padre Franco al ser contactado por Aleteia para conocer su situación. No sólo habló por varios minutos vía telefónica, también envió sonidos de voz, fotografías y videos de las actividades realizadas antes y durante la etapa de la pandemia.
La casa fue fundada el mismo día de su ordenación sacerdotal: 16 de julio de 2004. Es un compromiso asumido desde antes de entrar al seminario, cuando le impactó el testimonio de un sacerdote de Los Teques (estado Miranda), José Gregorio García, que trabajaba con proyectos parecidos. Desde niño fue monaguillo y seminarista de Los Teques.
“Descubrí que atender a los ancianos y niños más vulnerables de nuestro entorno era parte del proyecto de vida al que Dios me había llamado como sacerdote”, dijo el padre Franco Lanza, quien nació en Caracas, el 17 de agosto de 1974.
Monseñor Mario Moronta quien fue obispo de Los Teques conocía a Franco. Luego es nombrado obispo de San Cristóbal (1999), y cuando Franco es ordenado sacerdote lo envía al municipio San José de Bolívar (Táchira). La idea de la casa hogar la llevó hasta esa región.
Explicó que los terrenos, enclavados en el páramo andino, fueron donados por la familia García Ramírez, Laureano y Diomira. Ellos tenían una finca con animales que querían donar a la Iglesia para alguna obra y cuando ceden los terrenos, comienza el trabajo caritativo.
Iniciaron con 5 personas adultas. Actualmente son 120 abuelitos, algunos con condiciones psiquiátricas, Alzheimer y otras patologías. También atienden a 10 niños con condiciones especiales: parálisis, autismo, esquizofrenia y síndrome de Down. Además, atiende a otros niños que junto a sus padres están en la casa debido a la pobreza extrema en que vivían.
Viven de la misericordia de Dios
Expresó que desde su fundación la casa ha recibido el apoyo de organismos oficiales, instituciones privadas, personas de buena voluntad y de la misma iglesia.
“Siempre hemos vivido de la misericordia de Dios; de tanta gente que nos ayuda y de esos avisos que seguramente les llegó a ustedes a través de las redes. Con frecuencia salgo a la calle a pedir comida, ropa, medicamentos, detergentes y productos de higiene personal. Algunos bienhechores de Venezuela y desde afuera nos han ayudado luego de conocernos”, relató.
“Antes teníamos visitas todos los sábados y domingos, y muchos visitantes traían ayuda. Pero hubo necesidad de suspender las visitas para cuidarlos del Covid-9 y disminuyeron los apoyos. Por eso he tenido que salir nuevamente a la calle a pedir que nos ayuden”.
El Papa Francisco felicitó la obra
El padre Lanza comentó que hace 8 años visitó el Vaticano y le llevó una carta al papa Francisco. Allí le informaba del trabajo desempeñado en la casa hogar y el deseo de construir una capilla para el fortalecimiento espiritual de sus miembros. “El Papa Francisco me respondió felicitando la iniciativa, lo cual nos ha seguido motivando”, expresó.
Campanario. Agregó que la Iglesia está dedicada a la Virgen del Carmen y poco a poco le han dado forma a la capilla. “Voy por el campanario, pero hasta ahora no hemos conseguido la campana, por lo que también estamos solicitando una, así sea usada de algún templo que no la usen”.
Vacunados. Informó que en la casa hogar, los adultos mayores, jóvenes y niños recibieron la primera dosis de la vacuna para protegerlos aún más de la pandemia. “Fue una petición que hice a las autoridades sanitarias y nuestro beato Doctor José Gregorio Hernández hizo ese milagro. Aquí nunca falta la oración, el rezo del santo Rosario y la santa misa”.
El padre Franco que, además es rector de San Pablo de Quieniquea, en Táchira, al ser consultado sobre las ayudas, indicó el número +58 424 767 8951 para ser contactado y desde allí canalizar hacia las cuentas oficiales de la fundación casa hogar. Cuentan con un centro de acopio en el Mercado pequeños comerciantes de San Cristóbal, local Don Félix.
“¡Más gente como el padre Franco, por favor!”
Las redes sociales se han llenado de testimonios en favor del padre Franco Lanza. “Ayer estuve online con los 120 abuelitos de Carpintero de la Montaña. Llevaron la reliquia del Doctor José Gregorio y fue un acto muy emotivo (…) Comida es lo que necesita, todo lo demás lo tiene: amor en abundancia, respeto y admiración de todos quienes le rodean debido al trabajo que hace”, dice desde España Alexandra Medina.
Por su parte, Lorena Evelyn Arráiz, escribe lo siguiente: “Había oído hablar de él varias veces”, dijo respecto a Lanza. “Pero una cosa es lo que te dicen a conocer la nobleza de este hombre dedicado a cuidar abuelos, pacientes psiquiátricos, niños y adolescentes”.
“Hace de enfermero, músico, psicólogo, maestro, cocinero y siempre sacerdote. Conoce la historia de cada persona que está en su casa hogar y con cada una tiene un compromiso de amor y misericordia. ¡Más gente como el padre Franco, por favor!”.