El Papa Francisco ofreció la Misa celebrada este lunes 4 de mayo en Casa Santa Marta por las familias encerradas en sus casas desde hace semanas o, en algunos países, desde hace meses, debido a la pandemia de coronavirus.
“Hoy rezamos por las familias: en este tiempo de cuarentena, la familia, encerrada en casa, trata de hacer muchas cosas nuevas, mucha creatividad con los niños, con todos, para avanzar. Y también está eso otro, que en ocasiones surge la violencia doméstica. Recemos por las familias, para que continúen en paz con creatividad y paciencia en esta cuarentena”, fue el pedido del Pontífice.
En su homilía el Papa Francisco comentó el pasaje del Libro de los Hechos de los Apóstoles (11,1-18) en el que Pedro, reprochado por sus hermanos todavía atado a las normas mosaicas de haber comido en una casa de paganos, cuenta cómo el Espíritu Santo descendió también sobre ellos. Pedro – afirmó el Pontífice – lo había hecho porque el Espíritu Santo lo había guiado. Pero en la Iglesia, observó el Papa, siempre existe esta creencia de considerarse uno mismo como justo y considerar a los demás como pecadores. Esta es una enfermedad de la Iglesia que nace de las ideologías, precisó el Obispo de Roma, es un pensamiento mundano que se convierte en un intérprete de la ley. Y estas ideas crean división, hasta el punto de que la división se vuelve más importante que la unidad.
Otro aspecto importante que resaltó el Papa Francisco emerge del Evangelio del día de hoy (Jn 10, 11-18), en el que Jesús dice que Él también tiene otras ovejas que no vienen de este redil y que también debe guiarlas. Escucharán su voz y se convertirán en un solo rebaño, un solo pastor. El Papa recordó que Jesús vino por todos, murió por todos. Incluso para las personas que no creen en Él o son de otras religiones: él vino para todos. Sólo tenemos un Redentor.
ACI – Vatican News