La Asociación Venezolana de Agricultura Familia (AVAF), que aglutina a pequeños productores de todo el país, incluyendo a los indígenas, está exigiendo al gobierno que se aboque a resolver el grave problema de la falta de combustibles, porque ya la angustia y la desesperación se están apoderando de los agricultores, quienes han comenzado a perder las cosechas y la cría de animales y, lo peor del caso, es que no tienen posibilidades de recuperación, una vez que concluya la cuarentena impuesta para impedir el contagio con el coronavirus Covid-19.
Aunque son dos problemas distintos, para los afiliados a este gremio y los agricultores, en general, ambos constituyen un desastre, dijo el presidente de AVAF, abogado Juan Carlos Montesinos.
La zona cafetalera de Lara (Guarico, Villanueva, Los Humocaros y Sanare) denuncia el mayor impacto por la escasez de combustibles.
Al respecto, precisó nuestro entrevistado, en el mercado negro se está cotizando la pipa de gasolina (200 litros) por seis sacos de café, lo que significa 600 dólares, ya que el saco del grano tiene el valor de 100 dólares. Y la misma cantidad de gas oil en 150 dólares.
Lara, Trujillo, Mérida y Táchira, que son las entidades federales que producen la mayor cantidad de hortalizas, no tienen posibilidad de siembra, porque el riego por goteo se hace mediante el uso de motobombas, que funcionan a base de gasolina.
De igual forma en esos estados los vehículos de carga utilizados son los camiones 350, que también se movilizan con gasolina. No pueden sacar los productos que aún quedan en los sembradíos y se van a perder.
Tampoco pueden ser alimentados los pollos y cerdos con las fórmulas apropiadas, porque de las ciudades a los campos no se pueden transportar. Pero, del mismo modo pasa con el ganado bovino, aunque éstos se alimentan con el pasto, ya que requieren de vacunas. Además la leche no puede ser refrigerada porque se están produciendo apagones todos los días, como ocurre, para no ir lejos, en el municipio Torres.
Y precisamente la energía eléctrica es una necesidad para la cría de pollos, ya que éstos no pueden quedar bajo la oscuridad, pues, mueren.
Muchos problemas
El problema de los combustibles igualmente afecta a las zonas cerealeras (Portuguesa, Guárico, Barinas, Monagas, Anzoátegui) porque se necesita para el riego, el transporte de las cargas y, por supuesto, el desplazamiento de los trabajadores.
Y el último problema que se ha presentado en el medio rural venezolano lo están planteando 300 comunidades indígenas, que atraídas por la explotación minera dejaron los cultivos en el sur de Venezuela para ocuparse en las minas, con la promesa que les hizo el gobierno de suministrarles las cajas Clap.
Al incumplir esa promesa, han tenido que regresar a los campos, para no morir de hambre y están subsistiendo con el trueque que practican con otras tribus. Sin embargo, no pueden llevar una vida normal, porque la comida que pueden conseguir es muy poca y sólo les queda el recurso de la caza y la pesca, en lugares plagados por grupos irregulares. Una verdadera calamidad, dijo el presidente de la organización.