“Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano”.
Iº lectura: Hch 13,14.43-52; Salmo: 99; IIº lectura: Apoc 7, 9.14b-17; Evangelio: Jn 10, 27-30
Hoy celebramos el día del Buen Pastor. En el Evangelio de San Juan, Él usa esta imagen refiriéndose a Él mismo ya que es la puerta por la cual todos estamos invitados a pasar. Él es el Buen Pastor que conduce a sus ovejas por senderos tranquilos hacia los mejores pastos, escuchan la voz del pastor, él las conoce y ellas lo siguen.
Lea también: Paz, puentes y sinodalidad: el primer mensaje del Papa León XIV
En este domingo, como cada domingo de Pascua, se nos habla del impacto que la presencia de Cristo, resucitado de la muerte, tiene en cada uno de nosotros.
Escuchar, conocer, sentir: esto nos une en intimidad con el Buen Pastor, un amor puro, de abandono gozoso en el Señor, como la grey que lo sigue con fe en medio de las dificultades y con la esperanza de ser buenos discípulos.
Los católicos hacemos vida en esta experiencia con la cual se promueven, se aprenden y se viven las características sencillas de la vida cristiana: la oración y la Eucaristía, la instrucción en la fe y la adhesión al Evangelio. Cada uno de nosotros debemos configurarnos al Buen Pastor, siguiendo sus enseñanzas, su ejemplo y su presencia en medio de nuestras vidas..
Es necesario, junto con San Juan, encontrar en Dios el sentido de nuestra vida cristiana, ya que, como hijos de Dios que somos, debemos luchar siempre por mostrarnos como tal.
Si el reflejo de nuestra vida es lo que vivimos en nombre de Dios, podremos entonces sentirnos configurados a Él y junto a ello, seremos testigos de la verdad, extendiendo el Evangelio a todos sin exclusión.
María, madre del Buen Pastor
La vida y el ministerio de María, es único e irrepetible, ya que es modelo de cada vocación cristiana. María debe contar en la vida cotidiana de todos y cada uno de nosotros, pues ella nos invita a seguir su ejemplo: “hagan lo que Él les diga” (Jn 2,5).
Se nos invita, por tanto, a pedir su intercesión por todos los pastores de nuestra Iglesia, por todos y cada uno de aquellos que viven en Dios y a través de Él, se esfuerzan por ser verdaderos discípulos del resucitado.
“Dios de la vida y del amor, que has bendecido a nuestra tierra con la profunda fe de nuestra gente, continúa suscitando vocaciones sacerdotales y religiosas en las familias y comunidades del Táchira…”Así sea.
Pbro. José Lucio León Director de Diario Católico