El Evangelio, trae una enseñanza para nuestra vida. Las lecturas de hoy del Santo Evangelio están acompañadas con unas palabras del Papa Francisco que nos invita a reflexionar.
¡Medita la palabra diaria para ayudar al corazón a albergar el mismo Dios!
Antífona
Hech 1, 11
Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto partir. Aleluya.
Gloria
Oración
Concédenos, Dios todopoderoso, darte gracias con santa alegría, porque en la ascensión de Cristo, tu Hijo, nuestra humanidad es elevada junto a ti, ya que él, como cabeza de la Iglesia, nos ha precedido en la gloria que nosotros, su cuerpo, esperamos alcanzar. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
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Primera lectura
Lectura de los Hechos de los Apóstoles
Hch 1, 1-11
En mi primer libro, querido Teófilo, escribí acerca de todo lo que Jesús hizo y enseñó, hasta el día en que ascendió al cielo, después de dar sus instrucciones, por medio del Espíritu Santo, a los apóstoles que había elegido. A ellos se les apareció después de la pasión, les dio numerosas pruebas de que estaba vivo y durante cuarenta días se dejó ver por ellos y les habló del Reino de Dios.
Un día, estando con ellos a la mesa, les mandó: “No se alejen de Jerusalén. Aguarden aquí a que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que ya les he hablado: Juan bautizó con agua; dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo”.
Los ahí reunidos le preguntaban: “Señor, ¿ahora sí vas a restablecer la soberanía de Israel?” Jesús les contestó: “A ustedes no les toca conocer el tiempo y la hora que el Padre ha determinado con su autoridad; pero cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes, los llenará de fortaleza y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los últimos rincones de la tierra”.
Dicho esto, se fue elevando a la vista de ellos, hasta que una nube lo ocultó a sus ojos. Mientras miraban fijamente al cielo, viéndolo alejarse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: “Galileos, ¿qué hacen allí parados, mirando al cielo? Ese mismo Jesús que los ha dejado para subir al cielo, volverá como lo han visto alejarse”.
Salmo
R/. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas
Pueblos todos batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra. R/.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas;
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad. R/.
Porque Dios es el rey del mundo;
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios
Ef 1, 17-23
Hermanos: Pido al Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, que les conceda espíritu de sabiduría y de revelación para conocerlo.
Le pido que les ilumine la mente para que comprendan cuál es la esperanza que les da su llamamiento, cuán gloriosa y rica es la herencia que Dios da a los que son suyos y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros, los que confiamos en él, por la eficacia de su fuerza poderosa.
Con esta fuerza resucitó a Cristo de entre los muertos y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, por encima de todos los ángeles, principados, potestades, virtudes y dominaciones, y por encima de cualquier persona, no sólo del mundo actual sino también del futuro.
Todo lo puso bajo sus pies y a él mismo lo constituyó cabeza suprema de la Iglesia, que es su cuerpo, y la plenitud del que lo consuma todo en todo.
Reflexión del Evangelio con el Padre Lucio León
Evangelio del día
Evangelio según San Lucas
Lc 24, 46-53
En aquel tiempo, Jesús se apareció a sus discípulos y les dijo: “Está escrito que el Mesías tenía que padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se había de predicar a todas las naciones, comenzando por Jerusalén, la necesidad de volverse a Dios para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de esto. Ahora yo les voy a enviar al que mi Padre les prometió. Permanezcan, pues, en la ciudad, hasta que reciban la fuerza de lo alto”.
Después salió con ellos fuera de la ciudad, hacia un lugar cercano a Betania; levantando las manos, los bendijo, y mientras los bendecía, se fue apartando de ellos y elevándose al cielo. Ellos, después de adorarlo, regresaron a Jerusalén, llenos de gozo, y permanecían constantemente en el templo, alabando a Dios.
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PALABRAS DEL SANTO PADRE
A partir de aquel día para los apóstoles y para todo discípulo de Cristo fue posible habitar en Jerusalén y en todas las ciudades del mundo, también en las más atormentadas por la injusticia y la violencia, porque sobre todas las ciudades está el mismo cielo y cualquier habitante puede alzar la mirada con esperanza. Jesús, Dios, es un hombre verdadero, con su cuerpo de hombre está en el cielo. Y esta es nuestra esperanza, es nuestra ancla, y nosotros estamos firmes en esta esperanza si miramos al cielo. En este cielo habita aquel Dios que se ha revelado tan cercano que llegó a asumir el rostro de un hombre, Jesús de Nazaret. Él permanece para siempre el Dios-con-nosotros —recordemos esto: Emmanuel, Dios con nosotros— y no nos deja solos. (Regina Coeli, 8 mayo 2016)
Yoliana Pastran / Diario Católico