Michele Raviart – Ciudad del Vaticano
Dos santos y el hilo rojo de la fe que se convierte en sustancia y materia de estudio y enseñanza. El Papa los evocó durante su saludo a los grupos lingüísticos tras la catequesis de la audiencia general. A los fieles de lengua polaca, Francisco les recordó que hoy la Iglesia celebra la memoria litúrgica de Santa Ángela Merici, fundadora de la Compañía de Santa Úrsula. Retomando el tema de la catequesis que acababa de impartir -la importancia de acercarse a la Biblia dejándose sorprender y acompañando la lectura con la oración-, Francisco subrayó cómo Santa Ángela, «inspirada por la Palabra de Dios», «deseaba que las religiosas, dedicadas sin reservas a Dios y a los pobres, asumieran con valentía el trabajo educativo entre los niños y los jóvenes», y les recomendaba que se mantuvieran en «el antiguo camino» y vivieran una «vida nueva».
La Palabra es cercanía de Dios
La atención del Pontífice a la relación entre el creyente y la Escritura le ha llevado, como es sabido, a proclamar cada año una jornada dedicada a ella, en el tercer domingo del tiempo ordinario. Y en el segundo «Domingo de la Palabra» que acaba de celebrar la Iglesia hace tres días, el Papa recordó cómo la Escritura nos permite tocar con nuestras manos la cercanía de Dios, una cercanía «que no puede alejar al prójimo, no puede alejarlo en la indiferencia».
Santa Angela Merici y la educación
A partir de la espiritualidad de Santa Ángela Merici, reiteró el Papa, han florecido numerosas congregaciones de Ursulinas, en las que la educación y la instrucción de las jóvenes ha sido esencial desde la fundación. De hecho, el Papa, que lanzó el Pacto Educativo Global, ha sostenido a menudo que la educación es la vía fundamental para construir un mundo más fraterno y más justo y el camino principal para todo cambio.
Santo Tomás, sabiduría que infunde valor
De una maestra de formación, al «maestro» por excelencia, el «Doctor Angelicus», Santo Tomás de Aquino, cuya fiesta liturgica es mañana y a quien Francisco recordó con su título de patrono de las escuelas católicas. Fue el Papa León XIII quien otorgó este título al dominico, teólogo y doctor de la Iglesia en 1880 con el breve Cum hoc sit, que reconocía su sabiduría, «la perfecta coincidencia entre razón y fe», la virtud y la santidad. Que el ejemplo de Tomás de Aquino, dijo el Papa en su saludo a los peregrinos de lengua italiana, «anime a todos, especialmente a los estudiantes, a ver en Jesús el único maestro de vida; mientras que su doctrina los anime a encomendarse a la sabiduría del corazón para cumplir su misión».